-
El juguete de Rowan – Capítulo 4
Fecha: 12/10/2025, Categorías: Dominación / BDSM Sexo en Grupo Autor: Kora, Fuente: SexoSinTabues30
... gustan mucho… Rowan sonrió cruel. —Te voy a llenar de joyas, Alina. Cada parte de ti será mía. Hasta el último agujero. Marcus salió de ella con un sonido húmedo. Rowan se retiró un poco, acariciándole la mejilla con la punta de su polla. —Dame un beso en la polla. Ella obedeció, depositando un beso sumiso en la punta húmeda. —Buena chica. —Gracias por compartirla, señor —dijo Marcus. Rowan asintió satisfecho. —Alina, agradécele a Marcus por follarte el coño. Ella murmuró apenas: —Gracias… Marcus… Rowan le acarició el cabello como premio. . . . Dos días después de los piercings, Rowan decidió que ya era hora de algo diferente. No quería solo un juguete que gritara de placer o dolor; quería un alma perfectamente obediente. El entrenamiento físico estaba dando resultados, Alina recibía cada polla perfectamente, tanto en su coño como en su boca, tragando y saboreando con gusto el semen, pero necesitaba moldear su mente más. Esa tarde la encontró en su habitación, desnuda, con el dildo enorme de cola en su ano, los pezones recién perforados enrojecidos y sensibles. Alina estaba de rodillas en el suelo, como él la había dejado, esperando. Cuando Rowan entró, la vio alzar los ojos con un reflejo de miedo y sumisión inmediata. —Saluda, Alina. Ella bajó la cabeza. —Hola, papi. Él se agachó frente a ella, tomándole el mentón. —¿Sabes que estoy orgulloso de ti? Ella tragó saliva. —Gracias papi. Rowan ...
... sonrió, con esa sonrisa dura que nunca alcanzaba sus ojos. —Pero no eresperfecta todavía. ¿Te esforzarás por ser mejor? Ella frunció el ceño, temblando apenas. —Lo intentaré, papi. Él negó con un suspiro teatral. —No quiero que lointentes, Alina. Quiero que mepertenezcas. Por completo. Que dejes de pensar por ti misma. Ahora, a cuatro patas. Ella obedeció de inmediato, apoyando manos y rodillas en la alfombra. Rowan rodeó su cuerpo, observándola. Sus dedos jugaron con la cola de peluche que sobresalía de su trasero. —Te ves tan hermosa así. ¿Lo sabes? Toda una puta obediente y deliciosa. Alina enrojeció hasta las orejas. —Gracias… papi. Él chasqueó la lengua y se sentó en un sillón frente a ella. —Hoy no quiero corridas. No quiero gritos ni gemidos. Hoy quiero enseñarte a obedecer con la cabeza. Ella lo miró, confundida, con el pecho subiendo y bajando por los nervios. —Ven aquí. Camina en cuatro patas hasta mí. El silencio de la habitación lo llenaba todo, salvo el sonido de sus manos y rodillas contra la alfombra. Cuando llegó frente a él, Rowan abrió las piernas y le acarició la mejilla. —Dime. ¿Qué eres? Ella cerró los ojos, avergonzada. —Soy tuya… papi. Rowan la abofeteó. No buscaba herirla físicamente, sino su orgullo. Que entendiera que ella debía recibir todo lo que él le diera, bueno o malo. —Mírame a los ojos cuando me lo digas. Ella lo hizo, con lágrimas brillándole. —Soy tuya, papi. —¿Tuya cómo? Ella ...