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El juguete de Rowan – Capítulo 4
Fecha: 12/10/2025, Categorías: Dominación / BDSM Sexo en Grupo Autor: Kora, Fuente: SexoSinTabues30
... tragó saliva. —Tu… puta. Tu muñeca. Tu propiedad. Rowan sonrió. —Mucho mejor. Se inclinó hacia adelante, tomando uno de sus pezones perforados entre los dedos. Lo giró apenas, haciéndola jadear. —Cuando sientas dolor… ¿qué dices? Ella respiraba con dificultad. —Gracias… papi. Rowan torció más fuerte. —¿Y cuando sientas placer? —Gracias… papi… Él rió bajito, cruel y satisfecho. —Buena chica. La obligó a sentarse sobre sus talones. Luego señaló su propia bota negra. —Límpiala con la lengua. Alina tembló de vergüenza, pero bajó la cabeza y lamió el cuero con cuidado, el sabor amargo llenándola la boca. Sus ojos se llenaron de lágrimas. —¿Te gusta? Ella se apartó apenas, con la voz quebrada. —Sí, papi… Rowan tomó un puñado de su cabello y la obligó a seguir. —Quiero que me agradezcas por cada orden. En voz alta. Ella soltó un sollozo. —Gracias… papi… —Más fuerte. —¡Gracias, papi! Rowan la soltó, satisfecho. —Muy bien. Ahora, abre la boca. Ella lo hizo de inmediato. Él no la folló esta vez: simplemente metió dos dedos, presionando su lengua. —Chúpamelos. Ella obedeció, succionando ...
... con cuidado. Rowan la miraba fijamente. —Esa es mi buena chica. Cuando retiró los dedos, la acarició con una gentileza falsa. —Hoy vamos a practicar esto todo el día. Sin corridas. Sin gritos. Sin resistencias. Se levantó y la hizo arrastrarse detrás de él por la mansión. Cada vez que decía “detente”, ella debía congelarse. Cada vez que decía “agradece”, ella debía responder de inmediato. Si tardaba, un azote con su fusta favorita la hacía gritar y volver a obedecer. La hizo servirle el café arrodillada, sosteniendo la bandeja con las manos temblorosas. La hizo lamer el suelo limpio a su orden. Le ordenó que describiera en voz alta cómo se sentía ser su propiedad. —Dilo. —Me siento feliz, papi. —¿Te gusta? Ella lloraba bajito, pero su voz temblaba de placer enfermo. —Sí, papi. Rowan sonrió, finalmente satisfecho. Se inclinó, acariciándole la cara y depositando un beso en su frente. —Eres mía, Alina. No solo tu cuerpo. También tu voluntad y tu mente. Ella cerró los ojos, rendida. Comprendiendo que esa ahora era su vida, la propiedad de Rowan, y poco a poco, estaba comenzando a sentir y pensar que estaba bien. —Sí… papi.