El esposo del Mafioso. Cap V - Relatos Eróticos

El esposo del Mafioso. Cap V

... un sofá.

Augusto se sentó a observar el atardecer mientras Pietro sirvió las copas.

No podía esperar más. Apenas le dio oportunidad de probar el vino cuando se inclinó a besarlo, con hambre, con deseo. Lo tomó de la cintura y lo atrajo hacia él. Augusto lo supo de inmediato: su esposo lo quería… otra vez.

Pero él aún no se había recuperado por completo de lo que habían vivido la noche anterior. Aun así, no se resistía. Y eso era lo que más lo confundía. No sabía si le molestaba el deseo, o si lo que le molestaba era cuánto lo deseaba.

Tenía miedo de volver a sentir dolor, pero, al mismo tiempo, se emocionaba con cada caricia, con cada roce. Recordó lo que Pietro había dicho en la bañera.

Y entonces, sin pensarlo demasiado, Augusto tomó el control.

Con un movimiento rápido, se subió sobre Pietro, haciéndolo recostarse boca abajo en el sillón. Le sujetó las manos y las puso por encima de su cabeza.

Un escalofrío recorrió su cuerpo. Tal vez no debería haber sido tan atrevido.

Pietro lo miró de reojo, divertido.

—Lo siento… solo pensé que podríamos hacerlo de otra manera —dijo Augusto, algo nervioso, soltando sus manos.

—No dije que te detuvieras. Si te gusta algo más salvaje… hagámoslo a tu manera.

Pietro sabía perfectamente cómo ser sensual y provocador. Escucharlo decir eso encendió aún más a Augusto, que volvió a sujetar sus manos y comenzó a besarle el cuello.

Pietro jadeó. Disfrutaba cada caricia. Ansiaba sentirse deseado por ...

... él.

—¿Te gusta verme dominado por ti? —preguntó, con la voz ronca.

Augusto no podía creer lo que veía. Sabía que esa sería la única forma en que ese hombre se dejaría dominar, y eso lo excitaba de una manera que no comprendía del todo.

—Es algo raro de ver —susurró, mordiéndole el lóbulo de la oreja. Pietro gimió de gusto.

—Disfrútalo… porque es algo que solo tú tendrás —dijo con la respiración agitada.

Estaba claro: Pietro no era un hombre que se dejara dominar. Pero lo estaba haciendo, solo porque era Augusto quien lo deseaba.

Augusto comenzó a desvestir a su esposo. Se levantó un momento para quitarse la ropa también. Si esa era una oportunidad única, no quería perder tiempo… ni dejar que Pietro cambiara de idea.

Pietro había permanecido boca abajo, Augusto se tomó unos segundos para admirar el cuerpo de Pietro, ya estaba más que claro que era algo que lo volvía loco,

Se recostó a su lado como él había hecho la noche anterior, lo jalo hacia el de las caderas mientras seguía besando su cuello, su hombro también daba pequeños mordiscos en la piel de Pietro, su mano comenzó a explorar el bien formado torso de pietro, bajando a su vientre donde se encontró con el miembro muy duro de su esposo.

Lo tomó con su mano y comenzó a estimularlo, en ese momento Augusto sabía que muy dentro de él tenía mucha curiosidad de tocarlo desde que lo había sentido dentro de él y le había dado tanto placer.

A Pietro le encantaba la sensación de ser dominado por Augusto, lo ...