1. Robando Inocencias


    Fecha: 16/10/2025, Categorías: Hetero Autor: AndyStories, Fuente: TodoRelatos

    En la escuela había alguien que siempre me llamó la atención, era el típico chico con pocos amigos, con el pelo siempre descuidado, muy callado, pero, aún así, siendo de los mejores de la clase.
    
    Un día me di cuenta de que tenía sus ojos clavados en mis glúteos, cuando creía que no me daba cuenta. No era su culpa, mi ropa no dejaba mucho a la imaginación, y en vez de sentarme mal… lo tomé con dulzura e inocencia.
    
    Ese día me acerqué un poco, con preguntas simples, tratándolo bien, porque, obviamente, era blanco de bullying por parte de los típicos tontos del salón.
    
    Y así pasaron muchos días con la misma rutina. Veía que se sonrojaba cada vez que hablaba con él. Su voz apenas salía cuando me respondía. Era encantador, tierno… y virgen. Lo supuse después de hablar varios días con él. Un sentimiento de lástima se apoderó de mí, no sabía si era correcto, pero, a la vez, el morbo de ser la primera vez de alguien empezó a crecer dentro de mí.
    
    Días después, encargaron un proyecto en pareja. En ese momento le pedí que lo hiciéramos juntos. Él se sobresaltó, pero terminó aceptando.
    
    Lo invité a mi casa para realizar el trabajo, mis padres no estarían, teníamos toda la tarde libre, y yo tenía un objetivo claro.
    
    Llegó un par de horas después de salir de clase. Lo recibí con unos leggings y un top, pero sin sujetador. Su cara fue un poema, no sabía a dónde mirar. Lo invité a pasar y vi cómo sus manos temblaban apenas entró.
    
    Le ofrecí algo de beber, pero no tocó el ...
    ... vaso. Solo me miraba. No sabía si quedarse de pie, sentarse, o salir corriendo.
    
    —¿Estás bien? —pregunté con voz suave.
    
    Asintió torpemente.
    
    Pusimos todos los materiales en la mesa del comedor y empezamos a hacer el proyecto.
    
    Entonces empecé a provocarlo, rozaba "accidentalmente" mis glúteos con su mano, me agachaba frente a él a recoger algo que "se había caído", me inclinaba todo el rato frente a él mientras "escribía". Notaba todas sus miradas, y cómo las quitaba rápidamente con culpa, intentando que no me diera cuenta.
    
    Entonces decidí confrontarlo con picardía:
    
    —Sé lo que estás haciendo... —le dije—. No está mal que mires.
    
    Me miró asustado, con los ojos muy abiertos, como si en ese momento la policía estuviera a punto de entrar para arrestarlo.
    
    —¡No! —dijo, con una voz que nunca le había oído—. ¡No es lo que piensas... de verdad!
    
    Lo miré y rodeé la mesa acercándome hacia él. Tenía una cara de terror, como si estuviera esperando lo peor. Entonces lo tomé de la mano.
    
    —Créeme que no me molesta —dije, mientras acariciaba su mejilla.
    
    Su cara se puso pálida, y su mirada, incrédula. No sabía cómo reaccionar, probablemente era lo más cercano que había estado de una mujer.
    
    En ese momento, lo besé. Él se quedó inmóvil, sin saber qué hacer, pero me pareció adorable igualmente. Cuando nos separamos, estaba totalmente sonrojado.
    
    —No tienes que hacer nada que no quieras —le dije, acariciando su cara—. Pero si te quedas… te mostraré cómo se siente que te ...
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