1. Internado Femenino Santa Cecilia 1


    Fecha: 17/10/2025, Categorías: Transexuales Autor: Birkin1990, Fuente: TodoRelatos

    ... de la directora sobre el papel. Era una tortura calculada.
    
    Finalmente, ella alzó la mirada. Sus ojos, de un gris penetrante, lo escudriñaron de arriba abajo, deteniéndose en la curva de sus muslos bajo la tela, en la suave protuberancia que el miedo no podía ocultar del todo.
    
    —Tu situación aquí es única —comenzó, levantándose y paseando lentamente frente al escritorio—. Un error que podría causar un escándalo monumental. Podría arruinar la reputación de esta institución centenaria. —Hizo una pausa dramática, dejando que el peso de sus palabras aplastara toda esperanza en Mari—. Requiere de una discreción absoluta por parte de todo el personal y alumnas. Una discreción que, debo decir, imposible.
    
    Se detuvo justo detrás de él. Mari contuvo la respiración. Sintió las manos de la directora, frías al principio a través de la fina tela de su blusa, posarse en sus hombros. Era un contacto glacial, profesional. Pero luego, una de esas manos inició un descenso lento, deliberado. Rozó su clavícula, la planicie de su pecho a través de la ropa, la suave curva de su estómago…
    
    El miedo paralizó a Mari. Estaba petrificado, incapaz de moverse o protestar. Era como un conejo frente a una serpiente. La mano de la directora llegó al borde de su falda y, con un movimiento suave pero firmísimo, se la subió por los muslos hasta amontonarla en su regazo, exponiendo la ropa interior femenina que usaba.
    
    —El silencio se paga con acceso —murmuró la voz ronca de la directora justo a su ...
    ... oído, su aliento caliente contrastando con la frialdad de sus manos.
    
    Con dedos expertos, deslizó la elástica de la ropa interior hacia abajo, liberando su miembro, que yacía flácido y vulnerable, encogido por el pánico y la humillación. Mari cerró los ojos con fuerza, esperando un grito de disgusto, una reprimenda, el sonido del teléfono llamando a sus padres.
    
    Pero solo hubo un suspiro. Casi de… aprobación.
    
    —Ah —exhaló Claudia, como un coleccionista que encuentra una pieza rara pero imperfecta—. Escuálido. Asustadizo. Perfecto.
    
    Mari sintió que el rubor le quemaba la cara. Pero entonces, la directora se arrodilló frente a él, su impecable traje sastre rozando el suelo pulido. Con una sonrisa que no llegaba a sus ojos grises, pero que contenía una promesa devastadora, inclinó la cabeza.
    
    El primer contacto fue la punta de su lengua, tan fría como sus manos al principio, recorriendo con una lentitud exquisita toda la longitud de su flacidez. Fue una sensación extrañísima, eléctrica. Lamió desde la base hasta la punta, como catando un helado, luego se dedicó a sus testículos, haciéndolos rodar suavemente en su boca, calentándolos, humedeciéndolos.
    
    Mari jadeó, una punzada de placer puro y primitivo atravesando su miedo. Su cuerpo, traicionero, respondió. La lengua de la directora era insistentemente hábil, metódica. Cada lamida, cada succión suave, era un recordatorio: esto me pertenece, y por extensión, tú me perteneces.
    
    Bajo el hechizo de aquella boca experta, ...
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