1. Internado Femenino Santa Cecilia 1


    Fecha: 17/10/2025, Categorías: Transexuales Autor: Birkin1990, Fuente: TodoRelatos

    ... el miedo de Mari se derritió, transformándose en una excitación abrasadora. Sintió cómo su miembro, antes escuálido, se hinchaba, se endurecía, palpitaba bajo la atención minuciosa de la directora. Ella no se sorprendió; era lo que esperaba. Lo que había provocado.
    
    Cuando estuvo completamente rígido, dolorosamente erecto, ella se lo llevó a la boca entero, sin vacilar. La humedad cálida, la presión perfecta, la vista de una de las mujeres más poderosas y temidas de su vida en el internado, arrodillada… fue demasiado. Mari gritó, un sonido ahogado y animal, y se entregó a un orgasmo convulsivo, agarrándose de los brazos del sillón como si el mundo se estuviera cayendo a pedazos.
    
    La directora se incorporó con elegancia, limpiándose discretamente la comisura de los labios con un pañuelo que sacó del bolsillo. Sus ojos grises ahora brillaban con una satisfacción profunda.
    
    Mari, tembloroso y con las piernas como gelatina, se ajustó la ropa como pudo y salió tambaleándose del despacho. No era una expulsión. Era un contrato. Y ella, la directora Claudia, acababa de firmarlo con su boca.
    
    La nota llegó dos días después, entregada por la misma prefecta con una mirada impasible. No decía "despacho", decía "habitación privada - 22:00 hrs". Una invitación, no una citación. Pero en el lenguaje de la directora Claudia, ambas eran órdenes.
    
    El corazón de Mari latió con fuerza contra sus costillas. La memoria de lo ocurrido en el despacho, de la humillación convertida en un ...
    ... placer culposo y abrasador, lo perseguía. Temía ese poder que ella tenía sobre él, pero una parte oscura y nueva en su interior anhelaba someterse a él de nuevo.
    
    A la hora exacta, con las manos sudorosas y un nudo en la garganta, se detuvo frente a la pesada puerta de roble de la suite privada de la directora. Antes de que pudiera tocar, la puerta se abrió.
    
    La mujer que estaba al otro lado era una versión transformada de la directora Claudia. No llevaba su severo traje sastre, sino un sencillo camisón de algodón blanqueado, fino y recto, que dejaba adivinar más que mostrar las curvas de su cuerpo. Su cabello, siempre recogido en un moño estricto, caía ahora suelto sobre sus hombros en ondas castañas y sorprendentemente suaves. Aún emanaba autoridad, pero era una autoridad doméstica, íntima y, por ello, mucho más peligrosa.
    
    —Pasa —dijo su voz, más cálida que de costumbre, pero no menos imperiosa.
    
    La habitación era amplia y austera, como él imaginaba. Una cama grande con una colcha sencilla, un escritorio ordenado, estantes con libros. Olía a ella, a su perfume discreto de jazmín y a la cera de los muebles.
    
    —Quítate el pijama —ordenó, sin preámbulos, apoyándose contra el escritorio y cruzando los brazos.
    
    Mari, con los dedos temblorosos, obedeció. El pijama femenino de franela cayó al suelo, dejándolo completamente desnudo bajo la luz tenue de la lámpara de mesa. El aire frío de la habitación le erizó la piel. Ya no estaba flácido y asustado como la primera vez. La ...
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