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Mi Madre Desnuda ante el Espejo
Fecha: 09/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster
... excitación. Y mi polla empezó a recibir mayor flujo sanguíneo. - Qué a gusto se queda una, tendría que tomar más baños –dijo mi madre, al tiempo que se agachaba para coger el tapón y que el agua se marchara por el desagüe. - ¡Espera! –la corté–. Que voy a aprovechar y me baño también –se me ocurrió esa idea de repente. Mientras lo decía ya me había descalzado y quitado la camisa. - Pero hijo, vacíala y llénala de agua nueva, que esta ya está sucia –objetó. - No no, si sólo son cinco minutos y me ducho, así aprovecho esta agua y no gasto una bañera entera –dije bajándome los pantalones y a continuación los calzoncillos, quedando desnudo como ella. Dejé la ropa en un rincón. - Bueno, como quieras, pero date prisa que se está enfriando y te pondrás malo –accedió–. Anda dame una toalla. Alcancé una toalla del armario, y se la acerqué. La cogió y, apoyándose en mi hombro para no resbalarse, salió de la bañera. Apenas unos pocos centímetros separaban nuestros cuerpos desnudos. Se envolvió en la toalla, y salió del baño con parsimonia. “No estés mucho rato o te enfriarás”, repitió al salir. Yo me metí en la bañera. Noté el agua tibia en las piernas, y me senté despacio. Mi pene había aumentado ligeramente de tamaño a la vista de mi madre, pero no me importaba. La situación había sido altamente erótica, tanto por nosotros, como por el contexto, un cuarto de baño húmedo y cálido. Pero dudaba que mi madre lo hubiera visto así también. Tal vez para ella era algo normal, como había ...
... sido durante años. Estar desnuda, y verme desnudo. Nada más. En torno a esas tribulaciones giraba mi mente, cuando mi madre volvió a entrar. Iba totalmente desnuda salvo por unas zapatillas viejas de estar por casa. - Vengo a por la crema de piernas, que nunca sé dónde la dejo –dijo sin mirarme, dándome la espalda. Se agachó a buscarla, en el mueble del lavabo. Puso el culo en pompa, que pude contemplar en todo su esplendor. Por debajo, vi perfectamente la raja de su coño, cubierta de pelo. Algunas canas rompían la negrura reinante. Tardó un rato en encontrarla, siempre agachada. No pude evitar tener una erección. Pensé en tocarme, pero me pareció demasiado fuerte. Al contrario, tapé mi erección con las manos; aunque fue innecesario, porque mi madre salió sin mirarme siquiera. - ¡Sal ya, que te vas a enfriar! –exhortó. - Vooooy –respondí cansino. Me levanté y accioné el grifo. Me duché rápido; sólo tenía que aclararme un poco. Salí y me anudé la toalla a la cintura. Ahora tenía que pasar por la habitación de mi madre, donde estaría poniéndose crema en las piernas. Más que crema, parecía que me ponía a prueba a mí. Pasé a su habitación, y por supuesto, estaba desnuda en la cama. Se había sentado sobre la toalla, en el borde, y se ponía crema en las piernas. Me miró con ternura. En sus ojos yo no adivinaba seducción, era mi madre, siempre buena y cariñosa conmigo. Sin embargo, sus actos parecían indicar lo contrario: hasta yo sabía que no era normal darse crema en las piernas ...