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MELI – I
Fecha: 23/10/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... despacio y yo me aproximé a la barra. Quise empezar a hablar en el mismo momento en que Meli se inclinó ligeramente, cruzó los brazos y, con la presión, sus tetas emergieron situándose a un palmo escaso de mi cara. -Hay mucho ruido, así te escucho mejor -dijo Meli ladeando un poco la cabeza-. -Si, oye – fui al grano, tratando de evitar mirar directamente a su canalillo – ¿A qué hora acabas el turno? – pregunté – -¿Pero tú no arreglas calderas? ¿Acaso quieres hacerme el relevo? – contestó con aire divertido. -No arreglo calderas Meli, las vendo. Y me han anulado las visitas de la tarde, así que no trabajo. – contesté-. Por si te apetece tomar algo. -Ay mi niño qué dulce- dijo con ese acento canario y meloso que aún conserva a pesar de llevar toda su vida en la península-. No cariño, no puede ser – respondió apoyando su mano ligeramente sobre mi antebrazo y se volvió un instante a la zona de la caja. -Vale – respondí casi para mí mismo. -Es que los jueves no puedo- respondió acercándose de nuevo, pero menos que antes-. -Ah, ok, no pasa nada – respondí por inercia, sin saber muy bien qué decir-. Hice ademán de pagar, pero Meli levantó la palma de la mano. -Hoy te invito yo -concluyó guiñando un ojo y sonriendo-. El resto de la tarde lo pasé buscando porno con mujeres que me pudieran recordar a Meli. Traté de conseguir algo que se asemejara lo más posible. Por un lado buscaba parecido en la cara y corte de pelo. Aceptaba si iba con coleta, aunque ...
... rara vez la usa, porque también así me gusta. También buscaba que tuviera su talla de cuerpo, generosa. De piel clara con muslos y melones de reglamento. Los resultados no fueron lo esperado aunque enseguida encontré algo que me sirvió. Eran vídeos en los que voluptuosas mujeres se empapaban en aceite de bebé. Luego algún afortunado se pegaba el homenaje de su vida sobando y magreando a manos llenas. No necesité mucho más para pelármela dos veces esa tarde. A la semana siguiente volví al Chaikovski. Como necesitaba tranquilidad me acomodé en una de las mesas pequeñas al fondo de la cafetería. Me senté y saqué el portátil del maletín. Meli se acercó con la intención de limpiarla mesa, que ya estaba casi enteramente ocupada con mis cosas. -¿Montas aquí la oficina hoy? – dijo Meli. -Sí, si no te importa, me voy a quedar un rato- respondí. Tengo que actualizar mi lista de clientes, que la semana pasada me la pasé de viaje – dije excusándome. -Ah, que te fuiste de viaje- respondió Meli. Con razón no te acercaste por aquí en toda la semana -añadió. -Volví anoche a las tantas- expliqué. Y me quedan cosas por hacer antes de ir a la central. Meli, no me conecta el wi-fi – dije cambiando de tercio-. -Sí, ahora te doy la nueva. Alguien se estaba aprovechando y nos iba lentísimo. ¿Vas a querer lo de siempre? – preguntó. -Sí, por favor- respondí. Ella asintió, dobló la bayeta y se marchó. Una semana sin ir al Chaikovski y Meli parecía distinta. Apenas me había ...