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MELI – I
Fecha: 23/10/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mirado de reojo y por el aspecto de su cara parecía cansada. Al volver con mi desayuno me animé a preguntar. -¿Qué tál? dije mientras hacía hueco en la mesa al café y la tortilla. -¿Qué tal de qué? – respondió Meli algo cortante. -Qué tal… de qué tal. Que cómo va todo, que si va todo bien. En fin, eso -concluí encogiéndome de hombros, no queriendo parecer agresivo-. -Todo bien, gracias – zanjó a la vez que posaba un trozo de papel de ticket con la nueva clave, y dando media vuelta se fue nuevamente a la barra-. Estuve un par de horas más allí. Tenía tanto follón acumulado de la semana anterior que no fui consciente de lo tarde que era hasta que Meli se acercó nuevamente. -Si te vas a quedar a comer te preparo esta misma mesa – dijo -. Si no, necesito que la desocupes. Hoy tenemos mucho jaleo. -No, hoy no puedo quedarme, tengo que estar en la oficina dentro de media hora -contesté. Recojo ya, no te preocupes. -Gracias – respondió Meli- Terminé de recoger y busqué a Meli con la mirada, pero no la vi, así que dejé el dinero en la mesa como otras veces y salí con paso ligero. Crucé la calle, doblé la esquina con la intención de parar un taxi cuando escuché gritar mi nombre en la lejanía. Era Meli que venía corriendo hacia mi haciendo gestos para que me detuviera. Unos quince segundos después la tenía enfrente resoplando. -Niño, te dejas el cargador – dijo Meli con la respiración entrecortada-. Extendí el brazo y recogí el cargador de su mano ...
... temblorosa. Meli había trotado un centenar de metros y parecía que había corrido la maratón de Tokio. -Respira – dije- . No tenías que haberte molestado, tengo de repuesto. Muchas gracias de todas formas – añadí con sinceridad-. -Pues chico, de haberlo sabido no me pego esta carrera -replicó ella aún recuperando el resuello-. Ya no tengo edad para estas cosas. -Lo siento. Y gracias de nuevo – dije mientras entraba en el taxi que acababa de parar -. Pude ver a Meli desde el taxi deshacer los pasos de vuelta mientras poníamos rumbo a la central. Me preguntaba si ella igualmente habría corrido para devolver eso a cualquier otro cliente. En mi caso, siendo uno habitual, lo más normal habría sido esperar a que volviera al Chaikovski, mañana o quizá pasado. Por eso sentí una pizca de vanidad al pensar que tenía más que ver conmigo que con la pura cortesía profesional. O eso quise creer al menos. Despaché a los de la central lo más rápidamente que pude y me tomé el resto de la tarde libre. Quise aprovechar para hacer los recados que había ido posponiendo la semana anterior y me acerqué a uno de esos complejos de extrarradio plagados de tiendas de electrónica, tiendas de bricolaje y muebles suecos. Una vez hice acopio de papel higiénico y cervezas, pasé a lo divertido y entré en el Sex´R Us a curiosear. Se trataba de una megatienda de juguetes y accesorios sexuales que había abierto hace poco. Resulta llamativo que los sex-shops hayan pasado de ser un negocio de ...