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Esta noche mi marido no dormirá en casa
Fecha: 25/10/2025, Categorías: Hetero Autor: Birdie, Fuente: CuentoRelatos
... entra y sale de mi es casi eléctrico, mmm, casi me corro solo de recordarlo. Perdonar, se me va la cabeza, Daniel apretaba sus manos y me arrimaba cada vez con más fuerza, pero sus movimientos seguían siendo lentos y muy profundos, mi chochito cada vez más mojado dejaba deslizar mis jugos por el interior de mis muslos y se mezclaban con el sudor que estábamos generando los dos, sea como fuere, su mano izquierda se soltó de mi cadera y la llevó a mi cuello y boca y sin poderlo remediar, le mordí levemente los dedos saboreando su piel mientras él aumentaba el ritmo de sus embestidas. A pesar de la acción el silencio era tremendo, sólo se oía nuestra respiración que se confundía con el ruido de los aires acondicionados del patio, ahogábamos nuestros gemidos como podíamos hasta que Daniel rompió ese silencio: —Que puta eres Verónica, como me gusta follarte desde atrás, te va a doler el coño una semana. Yo no hice oído a lo que acababa de escuchar, estaba a punto de correrme y si cortaba en ese instante, sería pasar otro día sin sexo. Sus ásperas manos me acariciaban y sentía el calor de su cuerpo a pesar de esas lijas que tenía por manos, yo era una mera espectadora pasiva, dejaba que ese hombre empujara su cuerpo ...
... contra el mío como si la vida le fuese en ello y mi espalda soportaba todo su ímpetu. Jadeos silenciosos y mis temblorosas piernas avecinaban que estaba a punto de correrme. —Me corro, me corro —dije entre los dedos de su mano que me cerraban la boca. Apenas unos segundos después mientras soportaba mi peso sentí el caliente chorro de semen de Daniel entrando como una bala dentro de mi inundado chochito y sus espasmos me abrasaban por dentro. Un vozarrón me dejó medio sorda cuando su semen me empapaba y se escurría entre los labios de mi chocho cuando sacaba la aún grande y palpitante polla y yo seguía sin girarme para no mirarle a la cara. —Uf chata, que polvo más rico, —me decía mientras se subía los pantalones con la polla aún llena de semen y se volvía a la salita de estar. Yo aún sin girarme noté como el hijo de la vecina de enfrente estaba mirando por entre la cortina, un muchacho de 18 años bien parecido que no me hubiese importado que hubiese sido él el que me hubiese follado, lo que si me importaba es que no conocía ninguna clínica para que me hiciesen los análisis rápidos de las ETS y por donde él dormiría esa noche, porque un polvo no se desperdicia porque te llamen Verónica, pero si un matrimonio.