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El conserje de la comunidad (Cap II)
Fecha: 27/10/2025, Categorías: Zoofilia Autor: Domadordepalabras, Fuente: TodoRelatos
... mientras aquel perro, con su inocencia animal, seguía a lo suyo, intentando despegarse, hasta que finalmente lo consiguió, y una especie de sonido, como si descorcharan una especie de tapón se escuchó en la habitación, y Piluca soltó un grito más fuerte de lo normal. A continuación, lo que vi, me dejó completamente helado. En mi vida había visto un reguero de esmegma (el semen de los perros) salir a borbotones de aquella peluda vagina, corriendo amarillentos chorros por sus glúteos, por sus muslos, hasta que cayeron todos creando una especie de charco, blanquecino y amarillento. Piluca, después de haber soltado todo aquello, se dejó recostar durante un buen rato en aquella alfombra, en la que dormía el perro. Mientras él, se dejaba caer cerca de ella… La escena era brutal, su cuerpo desnudo, sus caderas preciosas, amplias, ampulosas, sus enormes tetas, recostadas hacia abajo juntas, y a su lado, aquel perro, que aún dejaba entrever su enorme y grueso miembro, totalmente descapullado, rosado, grande, como si de una verga de veintitrés centímetros se tratara. La escena, se alargó durante unos minutos, hasta que aquella preciosa cerda, aquella mala persona, se levantó, le quitó los calcetines al enorme mastín, y acariciando su cabeza, se dirigió hacia el cuarto de baño. Imagino que se ducharía, a continuación, completamente desnuda, se dirigió a la cama y se acostó. En ese momento, descubrí que había encontrado el punto débil de aquel pedazo de ...
... zorra… Sabía lo que iba a hacer con esa maldita cerda. Y mi primera prioridad, sería hacerla sufrir… Me apetecía enormemente forzarla, violarla… Hacerla sufrir por todo el daño que hacía a la gente humilde… Yo, el gran justiciero, el hombre que me había erigido a mí mismo, como el que impartiría la justicia en el edificio, tenía los elementos para dominar a esa furcia. Y no tardaría demasiado en llevar a cabo mi plan.- . . . . . . . . Me desperté completamente desorientado. No sabía si me encontraba ante un depredador sexual, ante un psicópata, o ante un descerebrado justiciero. Un Robert de Niro en Taxi driver. A veces, la diferenciación entre conceptos, es una delgada línea tan gruesa como el hilo de una telaraña. Me aseé, me vestí, y salí a la calle un rato para tomar el aire, para replantear mis ideas. Estos dos últimos días, los había pasado encerrado en mi estudio, centrándome básicamente en el caso del conserje. Y sentía que el aire y el ambiente se estaba viciando tanto, que temía contagiarme de la esencia que impregnaba. Caminaba por la calle, deambulando por el casco antiguo, mientras no podía dejar de pensar en aquel pequeño microcosmos que era aquella comunidad de vecinos. De alguna manera involuntaria, terminaba adentrándome dentro de aquel microclima, dentro de aquella jungla, formada por aquellas hienas, aquellos animales salvajes que devoraban a los pequeños animalitos que eran las personas buenas o el personal de ...