-
Pelirroja... peligrosa (6ª parte)
Fecha: 01/11/2025, Categorías: Hetero Autor: Schizoid, Fuente: CuentoRelatos
... dormidos, hasta que conseguí parar unos minutos para aunque fuese tomar una copa. Cuando volví, Silvia me miró de una manera… no sé cómo explicarles. Especial. -C… -me susurro al oído -Creo que me he enamorado de ti. Les juro por lo más sagrado que eso es lo que dijo. ¿Sorprendidos? Pues imagínense yo, que casi se me cae el cubata al suelo. ¿De qué carajo iba todo esto? Yo simplemente me había enrollado con una pelirroja hacía unos días, y ¿de repente me encuentro con que me da las llaves de su casa y me dice que está enamorada de mí? Me entraron ganas de reír, pero no creo que se lo hubiese tomado muy bien, así que hice lo que otro hubiera hecho en mi lugar: le cerré su boca con la mía. Nos estuvimos besando como locos por otros diez minutos, sin apenas descansar, con lo que se pueden ustedes imaginar como terminé. Aunque quizá no se lo imaginen. Pero no adelanto acontecimientos. Cuando nos cansamos de darnos el lote en el bar, simplemente salimos en dirección a mi casa. No dábamos cinco pasos seguidos y ella se me lanzaba a besarme, a abrazarme, a darme chupetones en el cuello, o a las tres cosas a la vez. En otras circunstancias me lo habría pasado de muerte (¿y quién no?) pero después de tres días de no parar, me sentía, cómo decirlo, un poco abatido. En casa fue mucho peor. Casi no habíamos entrado y Silvia se estaba desnudando a toda prisa. Me mostró su ropa interior riéndose con su carita de niña buena salpicada de pecas, sus braguitas y su sujetador de ...
... color negro, y dio una graciosa vuelta para mostrarme el contraste entre su piel blanquísima y el oscuro encaje. A mí me parecía que estaba buenísima, mejor que nunca, y fijo que estaba empapada hasta las rodillas. Me la quería follar, pero a degüello, sin esperar ni media. Y entonces… Joder, como sabrán yo llevaba tres días sin parar de meterla en caliente, en lugares bastante angostos por añadidura, y después del polvazo con Bea de esa misma mañana yo no estaba para nadie… además había tenido un fin de semana de poco dormir… había bebido bastante… y encima estaba la tensión, el enamoramiento de Silvia que me daba pánico… En fin, no pongo más excusas. Que no se me levantó. Así de simple, así de claro. Y no sería poque no lo intentara. Cuando Silvia me bajó los pantalones, arrodillada frente a mí, mi polla apuntaba una leve semi-erección, pero no un levantamiento general revolucionario como yo hubiera querido. No dijo nada, y siguió masajeándome los muslos, a la vez que yo enredaba mis dedos en su melena pelirroja. Metió dos dedos en el elástico de mi slip, y tiró hacia abajo despacio, descubriendo mi miembro hinchado, pero aun blando. Se lo metió en la boca y lo chupó con un entusiasmo digno de encomio, pero a pesar de que sentía un gusto considerable, y tenía unas ganas locas de clavársela hasta el útero, mi amigo el calvo había plegado velas y se negaba a dar la cara. Silvia lamió, succionó y pajeó con cariño y ternura, pero definitivamente, no conseguí más que ...