1. Mi dócil sobrinito bebé II


    Fecha: 01/11/2025, Categorías: Dominación / BDSM Gays Incesto Autor: Cairo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... de enseñar a usar el tapón a Caramelo fue muy excitante, estuve a punto de no contenerme y reventarle el culo sin anestesia, si fuera un niño de la calle ya estaría con la verga adentro, desmayado y el culo roto y sangrando, pensé. Mi bebé fue muy aventajado, aprendió rápido a lubricarse solito, metiendo el dedito adentro del culito para prepararlo bien y luego entre pujando y dilatando el esfínter introducir de a poco el tapón, cuando por fin entro su carita se iluminó con una expresión de asombro. Puedes sacarlo cuando quieras, y luego volvértelo a meter, para que tu culito se abra varias veces, le explique, y él inmediatamente pujó y se lo saco despacito, con la cara que se pone cuando cuesta cagar, pero cuando salió con un sonoro “plop” le dio mucha risa, y así estuvo un rato, sacándolo y metiéndolo. Yo me pajeaba con rabia de no poder meter mi tapón de carne en ese estrecho agujero, me apretaba y golpeaba el pico de pura contención, pero en un instante volteé al bebé y le lancé los mocos en la entrada de su hoyito y le empecé yo a meter y sacar el tapón de silicona de forma rápida y brusca, y en una de esas le puse la cabeza de mi pico, que alcanzó a entrar la punta y descargué por segunda vez. Por una fuerza externa que me detuvo no se lo enterré.
    
    Cuando pude a reaccionar, Caramelo estaba llorando en posición fetal sobre la cama así que lo empecé a calmar a besos, hasta que suspirando me dijo “me dolió un poquito” y me prometió que ejercitará su culito todos los días ...
    ... con el “conejito” (así le había puesto al tapón anal) le puse la pomada en su enrojecido hoyito y se quedó dormido un rato. Después se levantó, obedientemente se puso de nuevo su conejito, sus pantalones y salió a jugar al patio con uno de sus primos, con el tapón puesto.
    
    En la tarde me fui a la pastelería, José Carlos estaba recibiendo el turno, saludé a ambos, pero con un guiño a mi nicaragüense adolescente y me encerré en mi oficina, tenía un gran desorden y necesitaba enfocarme un poco en el trabajo. Una vez que terminé miré por la ventana que daba al local cuando José Carlos atendía a una familia con dos niños pequeños, muy hermosos de unos cinco y seis años, ya no los veía como hace poco tiempo, ahora son pequeñas presas de carne jugosas y culitos andantes, húmedos de tanto brincar y saltar, de solo contemplar a esas preciosidades se me empaló la verga, definitivamente tenía que descargarme con José Carlos sin dilación, sería mío hoy, quiera o no quiera él.
    
    Antes de cerrar me acerqué al mesón y pasé por detrás de José Carlos, le toqué los hombros y luego la cintura, lo hice un par de veces cuando aún tenía tiempo de poner una excusa y dejar lo del inventario para otro día, ya la última vez fui mucho más evidente ya que acerqué mi pelvis a su trasero, siendo imposible que no sintiera mi dureza entre las blanduras de su carne ¿te vas a quedar hoy a ayudarme? Le pregunté muy cerca de su oreja, casi mordiéndole el lóbulo donde tenía un coqueto colgante con un circón. ...