1. Una joven accidentada y un hombre maduro (1 de 3)


    Fecha: 02/11/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: mc70, Fuente: CuentoRelatos

    ... tengo un pequeño kit de primeros auxilios.
    
    —No te molestes —dijo ella, usando esa forma tan natural que les sale a los jóvenes ahora de tutear a cualquier persona, por muy mayor que sea, y yo me sentía realmente mayor al lado de una preciosidad como esa —no creo que me haga falta el boca a boca ni la reanimación cardiorrespiratoria.
    
    Antes de que pudiera darle tiempo a reaccionar, tenía un algodón empapado con agua oxigenada y me estaba agachando junto a su pierna. Ella tomó el algodón y me lo arrebató de las manos mientras sonreía:
    
    —Deja, que no me parece bonito que encima de haberte arañado el coche, retrasado en tu camino al trabajo, supongo, estés ahí, agachado delante de mí curándome… además, que no es tan grave.
    
    —Yo diría que lo que no te parece bonito es que un viejo como yo pretenda tocarte la pierna con la excusa del arañazo, que es lo que realmente pretendía —le dije mientras le sonreía.
    
    —Yo aún no he visto a ningún viejo por aquí, francamente. Y te digo más, a un hombre como tú, no le hacen falta excusas para tocar una pierna… ni otras cosas
    
    En ese momento, reparé que me estaba mirando de arriba a abajo, mientras pasaba el algodón por su muslo. Lo hacía sin prisa. Queriendo que notara que me miraba, y que no era una mirada superficial, sino profunda. Dejé de imaginar cosas… porque a esas alturas, ya estaba empezando a imaginarme otras cosas que no serían confesables jamás, salvo al sacerdote de mi colegio, claro está, pero porque siempre se ...
    ... empeñaba en sacarnos los malos pensamientos con alguna “amiguita”.
    
    —Mira, si te parece, y como no creo que a estas horas podamos dejar tu bicicleta en algún taller para repararla, podemos esperar a que abran desayunando, ¿te parece? Yo no he tomado nada aún, y ya que se me ha pasado el susto de haberte podido atropellar, me está entrando hambre.
    
    —Pero… ¿y la bici?
    
    —Pues prometo devolvértela. En cuanto abran, la llevamos al taller que la reparen —dije sonriendo mientras abría el amplio portón trasero de mi coche. Eché los asientos hacia delante, plegándolos, dejando sitio para que la bici pudiera entrar sin problemas.— Vamos, siéntate y ponte cómoda, que te invitaré al desayuno completo.
    
    —¿Completo? —dijo ella sonriéndome maliciosamente.
    
    —Parece que aquí las tornas están cambiadas —dije yo mirándola fijamente a los ojos y sonriendo de la manera que recordaba años atrás, era garantía de éxito entre las chicas— Sería yo quien tendría que estar insinuando toda suerte de dobles sentidos con una chica tan guapa y tan sexy como tú, y no al revés. Dije completo, porque hay que empezar el día con energía, con fruta, con tostadas, con cereales y con leche…..
    
    Mientras decía esto, ya había arrancado el coche y nos encaminábamos a una zona donde pudiera aparcar el coche junto a la cafetería, y eso sólo es posible en esos sitios donde sacamos lo peor de nosotros mismos: un polígono industrial.
    
    —Si no te importa, prefiero empezar por lo último, por la leche…
    
    Y diciendo ...