-
Mi profesor Don Manuel 2ª parte
Fecha: 03/11/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Tiliref, Fuente: TodoRelatos
... coches con las luces apagadas y las ventanas abiertas estaban cerca de nosotros. Observé como de uno de ellos se bajo un hombre mayor con el pelo blanco. Tenía los pantalones bajados y la camisa abierta. Tenía un barriga grande y vi como empezó a tocarse la enorme y gorda polla a la vez que miraba hacia el Volvo de Don Manuel el cual reposó su fuerte brazo en la parte de detrás de mi asiento abriendo sus piernas para estar más cómodo. De repente vi a una chica salir del coche donde estaba aquel hombre. Estaba desnuda. Se pego como una lapa a la gran barriga del señor con el pelo blanco y besándolo le acaricio la polla y los huevos. Fue cuando comprendí que Don Manuel me había llevado a un picadero al aire libre. El señor del pelo blanco giró a la chica y ella apoyando las manos en el capó del coche se inclinó hacia delante y ella apoyando hombre mayor agarrando su polla se la metió por el culo y la sacó y la volvió a meter varias veces. La chica gemía cada vez que lo hacía hasta que el hombre mayor la agarró por la cintura y ya no la sacó más. Al estar mirando aquella escena quise avisar a Don Manuel pero había recostado su asiento quedándose dormido y al tener sus brazos hacia arriba la camisa se le había salido del pantalón enseñando su enorme y dura barriga. Su corpulencia estaba a mi merced y yo lentamente le abrí la camisa y empecé a besarle las prominentes tetas rosadas mientras le susurraba lo macho y gordo que era. Él estaba despierto con los ojos ...
... cerrados aparentando estar dormido pero tenía el bulto hinchado gustándole dejarse tocar. Su presencia y su virilidad me fue haciendo sentir la hembra que lo desahogaba y él fue aceptando tenerme como su joven amante. Sus hijos eran mayores que yo y a veces pensaba como dejaba preñada a su mujer como lo hacía también conmigo. Todos los días después de la clase particular me llevaba a aquel sórdido picadero de putas y me preñaba una o dos veces antes de llevarme a mi casa entre los susurros y gemidos que se escuchaban desde los otros coches. No se me pasó por la cabeza que lentamente me estaba convirtiendo en una fulana muy jovencita porque yo quería estar a su disposición para siempre. Cada vez que lo hacíamos notaba como le gustaba más y más mi culito y mis atenciones sexuales las cuales eran apasionadas a la par que inexpertas y eso lo excitaba mucho. Sabía que ni en sueños podría estar con una chica de mi edad y no dudó en convertirme en una de ellas con su gordo pene. Me enseñó a disfrutar cabalgando lento y profundo y a moverme encima apoyando mis manos en su barrigón mientras el acostado y quieto dejaba que yo lo hiciera todo. El hecho de tener algo intimo con un hombre mayor y casado me resultaba lo más excitante e importante que me había sucedido en mi corta existencia. Su olor, su cara siempre afeitada, su manera de comportarse, su robusto cuerpo y aquellos grandes genitales que tenía me embriagaron poderosamente y por supuesto me enamoré profundamente de su ...