Obedience club parte 1 - Relatos Eróticos

Obedience club parte 1

El club obedience empezó como una pequeña organización. No más de 10 personas que buscaban enriquecerse a costa de los cuerpos de las demás. A día de hoy este grupo no tiene nada que ver. Se trata de una auténtica red subterránea de la sociedad.

Voy a contar la historia de una chica llamada Gema, víctima del club obedience.

Gema lleva 12 años en la organización, desde los 21. Volvía del gimnasio a su casa fumando de la hierba que le había dado un amigo. Ese fue su último error fuera de éste club. Mientras caminaba, una sombra se acercó a su espalda y hábilmente la lleva al suelo con una llave, rápidamente corta el flujo de aire de la chica a la cabeza y ella queda inconsciente.

Pasa un tiempo indeterminado, es imposible saberlo. Gema se despertó, pero no sabía dónde estaba. De hecho a su alrededor era incapaz de ver absolutamente nada. Después de un segundo, se dio cuenta de que lo que sucedía era que estaba en algún lugar oscuro. Fue a levantarse pero encontró tres graves problemas. Primero, las cortas pero pesadas cadenas metálicas que mantenían unidos sus tobillos. Segundo, un ancho collar del mismo metal, que sujetaba su cuello a la primera cadena y al suelo, haciendo imposible que levántese la cabeza más de 10 centímetros del suelo. Por último, unos grilletes que la obligaban a tener ambas manos totalmente juntas, y también unidas a su collar.

Gema estaba aterrada. Su primera teoría dio en el clavo, la habían secuestrado, aunque no lo sabía, le faltaba ...

... muy poco para descubrirlo. Por lo menos aún llevaba toda su ropa, tal vez todo esto pasaría pronto.

De pronto, empieza a escuchar pasos muy lejanos acercarse. Debían de ser los de una mujer, porque estaban acompañados de un inconfundible sonido de tacones. Se escuchaba algo de eco. Gema pensó un segundo en gritar, pero obviamente, sea quien sea esa persona, era, al menos, participe de la situación en la que ella se encontraba.

Cuando los pasos ya estaban sobre Gema, que seguía sin ver nada, tuvo mucho miedo, se hizo un silencio de tal vez un minuto o tal vez 10, pareció infinito.

- Vamos. -Dijo la voz de la mujer.

Era la voz de una mujer de unos 50 años, parecía enfadada. No era una voz amigable, desde luego.

Sin decir nada más, empujó en la boca de Gema un objeto qué le impedía cerrar la boca, Gema adivinó que tenía que ser una mordaza. Efectivamente, lo era, una mordaza de anillo, para ser exactos. Inmediatamente, como consecuencia del objeto introducido en su boca, Gema se dio cuenta de dos cosas, que debió de haber dicho algo cuando pudo, y que no podía dejar de babear.

Gema entonces oye un grandísimo manojo de llaves, y pronto se libera el punto de anclaje entre su collar y el suelo, permitiendo que se levantase, aunque ella aún no lo sabía y fue la mujer la que, tirando de ella, la puso en pie.

Esta mujer desconocida guío a Gema hacia delante colocándole una mano sobre la espalda. Para la prisionera era muy difícil caminar porque, encima de que las ...