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Una mansión que acoge infinidad de orgías (6)
Fecha: 07/11/2025, Categorías: Sexo en Grupo Autor: El Manso Embravecido, Fuente: CuentoRelatos
... zapatillas de tacos. Vega se entretuvo lo suyo viendo esta clase de fitness tan especial. Decidió, acto seguido, cambiar al monitor -3, que como todos sabemos a estas alturas, pertenece a una habitación de sadomaso (como todas las del sótano). Un hombre estaba sentado en un sillón de los que se usan en las peluquerías, con los brazos y piernas encadenados. Estaba completamente desnudo. Una mujer de unos treinta años, con una melena morena rizada y con antifaz en el rostro, vestía solamente con ropa interior (sujetador, bragas, medias y liguero color negro), y unos zapatos de tacón de aguja. Caminaba sigilosa alrededor de su víctima. Le sujeta el nabo con una mano y con la otra, sin preámbulos ni circunloquios, le introduce por la uretra una sonda de un grosor considerable. Se la introduce y se la saca completamente varias veces. A medida que la polla va cogiendo consistencia, el injerto de la sonda por la uretra se hace más doloroso. Con la picha flácida, la sonda fluye mejor por el interior del pene y causa menos molestias. La dómina decide hacerle una gayola. Se la va pelando muy despacio. La sonda poco a poco se va saliendo y la mujer, con la palma de su mano, la vuelve a meter (con brusquedad), hacia dentro. Parecía una pajita de un cóctel. Cuando la dómina intuye que al esclavo le queda poco para llegar al éxtasis, pues comienza a salir algo de babilla (líquido preseminal), por la punta de la sonda, la mujer chasquea los dedos para que alguien que ...
... está en el fondo de la sala se acerque. Es un mozuelo imberbe de 18 años. Este se aproxima y se mete la “pajita” en la boca, sin tocar la polla en ningún momento. Mientras la ama le zurra la sardina con garra al esclavo, el mancebo succiona, sorbe y va saboreando el líquido preseminal que asoma por la goma de la sonda. Los resoplos y jadeos del macho sondado avisan de la pronta descarga de lefa. Efectivamente, a los pocos segundos el hombre, entre gemidos de placer y quejidos de dolor, va soltando sus ocho o nueve descargas de lechada, que suben como un cohete por la sonda. El chico succionador, no pierde comba a la hora de ir extrayendo y tragando aquel líquido viscoso con sabor a leche condensada. La dómina seguía zumbando la zambomba. Por la comisura de la uretra salen algunos restos de semen, por fuera de la sonda. Pero son insignificantes. El premio gordo se lo tragó íntegro el chico, sin tener contacto con la verga siquiera. Pero eso sí, la “pajita” no la soltó hasta estar completamente seguro de que de aquel “recipiente” ya no saldría ni una gota más de granizado sabor a nata. El sorbeteo de aquel cóctel especial aún duró unos buenos treinta segundos. Una vez que el chico vuelve a su rincón, la dómina le va sacando a su esclavo la sonda. Cuando ya está toda fuera, la ama se la da a lamer a su esclavo para que la deje bien limpita para próximos usos. Vega estaba como una moto de lo cachonda que se había puesto, pero no quería masturbarse para reservarse… ...