La entrevista - Relatos Eróticos

La entrevista

... cosas.

– Sigue puta, sigue. Me tienes loco.

El orgasmo me llegaba ahora sí irrefrenable e intenso, las piernas fallándome bajo el empuje de su mano que no paraba de moverse en busca de mi explosión final, ella lo supo y se echó sobre la mesa abierta de piernas, se expandió los labios vaginales y me invitó a que entrase en su cueva del amor. No me lo pensé, notaba casi como me subía la leche desde los testículos, se la endiñé de una hasta los mismos huevos. La obligué a clavársela, siendo ella quien me atrapó de las nalgas hacia dentro de ella… yo solo pude ir adelante y atrás de forma frenética. Una, dos, tres veces hasta quedar parado de puntillas, una agradable sensación precipitándose de la cabeza a las pelotas. Tanto era el rato que llevaba aguantando mi placer, que un profuso lefazo salió en una clavaba profunda como necesaria.

Bramando como un toro herido, un espasmo tras otro escapando la leche dentro del útero de ella. El líquido viscoso y blanquecino golpeó furioso contra sus paredes rellenándola sin remisión. No sé si fueron cinco o seis grandes chorros de espeso semen los que descargué con intención de preñarla. Se la saqué y en un movimiento raudo y audaz comenzó a mamármela… no supe que aún quedaba leche en mis pelotas hasta que ella con gran habilidad me la extrajo, quedando el bello rostro de la mujer rociado de esperma, acertándole la nariz y los jugosos labios que quedaron impregnados de semen. Dos últimos estertores fueron a parar sobre sus tetas, ...

... resbalando parte al frío suelo de terrazo ajedrezado. Entre mis piernas pude ver a Greta gimoteando triunfante con la espesura cubriéndole toda y su raja vaginal supurando aquella leche que no podía contener en su interior.

Grité emocionado con la imagen de la madura, llena de vicio recogiendo el semen de la nariz para llevarlo a la boca degustándolo complacida. Elevando la mirada turbia por la pasión, un mínimo resto en la frente la hacía parecer lastimosa. Los fluidos aún en su boca, se derramaban cayéndole por la comisura del labio. Sacó la lengua lasciva, mostrándolos para con un golpe de garganta engullir mi placer esófago abajo. Quedé pasmado al comprobar como lo tragaba voraz.

– ¿Ya?

– ¿Es que no tuviste bastante? Me has sacado dos lechadas seguidas…

– Bueno, la verdad es que no estuvo mal. Te comportaste bien soldado.

– ¿Valgo pues para esto?

– Desde luego que sí, las chicas quedarán contentas contigo… media hora jodiendo y dos lefadas seguidas… follada de coño, de ano y un oral interminable ¡joder si vales para esto!

– Me agrada escuchar eso.

– Salva, tómate esto en serio. Es un trabajo duro pero que compensa… te podrás follar coños a gogó todos los días y ganarás una pasta gansa si sabes cuidarte.

– Queda tranquila, no te fallaré.

– Eso espero… vamos, ayúdame a levantar que me has dejado derrengada, bribón.

– Y lo de la corrida en el coño, no me has dicho nada…

– No te preocupes… mi marido se hace cargo de lo que salga.

Cogidos ...