1. Tirándome a mi cuñada (o algo así)


    Fecha: 10/11/2025, Categorías: Fetichismo Autor: pantia, Fuente: CuentoRelatos

    Aquello era muy arriesgado, pero pude organizarlo de forma que parecía que no iba a tener ningún problema al ejecutar mi plan. Ante la imposibilidad de que mi cuñada accediese a posar para mí, y mucho menos, a dejarse follar en su propia casa, tuve que buscarme a alguien que fuese lo suficientemente parecida a ella para hacer realidad mi fantasía..
    
    Había estado con Noemí varias veces, y lo que más me gustaba de ella era su parecido físico con mi cuñada. De hecho, eso era lo que me ponía a mil, porque precisamente sus pechos eran algo que no acababa de resultar suficientemente atractivo en su profesión de prostituta. Me contaba que su principal éxito era tener un cuerpo muy asiático, y que los amantes de las chicas orientales sí que se veían atraídos por ella, pero aunque tenía unas caderas impresionantes, el hecho de tener poco pecho era un problema.
    
    Por eso pensaba operarse dentro de poco tiempo, para completar un cuerpo digno de una señorita de compañía. Cuando le propuse la idea, al principio se extrañó un poco, pero luego accedió encantada, a pesar de reconocer que el tema era un poco enrevesado. El hecho era que hacía bastante tiempo que la hermana de mi novia, o sea mi cuñada, me atraía enormemente.
    
    No sé si era por mi afición a la lycra y el hecho de que ella siempre luciese unas piernas sexys con medias o pantys, o tal vez fuese porque era un encanto, y poco a poco me fue atrayendo, primero por su sensualidad y finalmente a unos niveles de erotismo que ...
    ... a veces rozaban el deseo más intenso. No lo sé, pero era una mujer normal y el morbo que desprendía para mí era incontrolable. Ni qué decir tiene que me había hecho pajas con ella a miles, y las más intensas para mi eran las que habían acabado en su cuarto de baño, con alguna de sus braguitas en la boca, y sus pantys cubriendo mis piernas.
    
    El deseo era tal que soñaba con tirármela con sus pantys blancos puestos, algo que, obviamente no era alcanzable, y yo lo sabía. Por eso convencí a Noemí, de que aquel día viniese conmigo a casa de mi cuñada, para disfrutar de un par de horas de intimidad en casa de mi adorada musa. Noemí sería mi particular versión perversa de esa mujer que me volvía loco. Llegamos al garaje y me aseguré de que no había nadie en casa. Tenía una copia de sus llaves porque a veces me encargaba recados, y entré sigilosamente, a pesar de saber que ella estaría todo el día fuera y su marido andaba de viaje.
    
    Bajé a buscar a Noemí al coche, y subimos sin hacer el menor ruido. Una vez entramos en casa, conseguí relajarme un poco. Tendríamos un par de horas para terminar y marcharnos, no sin antes pagar bien a mi putita particular, que debía ganarse la pasta haciendo un buen trabajo. Ella no habló, sino que curioseó un poco antes de entrar directamente al dormitorio. Para mi sorpresa, estaba la cama deshecha, y las sábanas revueltas. Mi cuñada no se había molestado en hacer la cama, lo cual me agradó bastante.
    
    Lo primero que hizo Noemí fue desnudarse ...
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