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Tirándome a mi cuñada (o algo así)
Fecha: 10/11/2025, Categorías: Fetichismo Autor: pantia, Fuente: CuentoRelatos
... mano entre sus piernas y empezó a masturbarse con los pantys y las braguitas de mi cuñada. Se había puesto un vestido beige entallado y unas sandalias de tacón, además de un sujetador que no sujetaba nada de sus pechos, pero que transparentaba sus pezones erectos. Me estaba llevando al límite, y temí correrme antes de poder follármela. Era lo que deseaba, penetrarla con todas mis fuerzas, como si fuese mi cuñada, y estaba viendo peligrar esa posibilidad… Así que, sin dudarlo, me fui hacia ella y abriéndole un agujero en los pantys, metí mi dedo y aparté la braga blanca ya muy mojada. Pensé que su dueña no notaría la falta de esos pantys, al fin y al cabo, tenía muchos pares. Hundí mi pene entre sus glúteos y fácilmente encontré la vulva, que engulló mi miembro, totalmente erecto. Me abracé por detrás a ella, primero a sus caderas y luego a sus pequeños pechos, sintiendo su melena negra rozarme. Al mismo tiempo, bombeaba para no parar de follarme a esa réplica de mi deseada madurita, me la estaba tirando en su propia cama, con su ropa y sintiéndola como ella misma. No cabía en mí de placer… Mientras entraba hasta el fondo de su vulva y ella ahogaba gemidos de placer, yo musitaba el nombre de mi cuñada entre jadeos ahogados, metiéndome en la situación de estar follándome a mi cuñada. Aquella atmósfera de placer me empezó a llevar al orgasmo, en un camino sin retorno que cada vez veía más directo. Mis gemidos se fueron haciendo más intensos, mientras ella seguía ...
... susurrándome que me la follase, que siempre había deseado tener mi polla dentro. En el mismo momento en que me estaba corriendo, un ruido como de un portazo sonó detrás de mí, y por unos segundos no pude moverme, estaba soltando mi corrida a placer dentro de ella, dentro de mi cuñada… En cuanto pude reponerme, me volví y para mi absoluta sorpresa me encontré de frente al marido de mi cuñada, con los ojos como platos. Se había quedado de piedra, y al volverme, mi pene salió de dentro de ella, aun salpicando semen sobre las sábanas. En un primer momento no caí en la cuenta, pero la chica estaba, con el culo en pompa, la cara oculta entre las sábanas y su melena negra y vestía la misma ropa que su esposa, así que el estado de shock en el que se encontraba respondía a la posibilidad de que su mujer y yo le estuviésemos poniendo los cuernos. Se había quedado sin habla, y entonces yo traté de explicarme, pero él ya estaba dirigiéndose a su mujer, con reproches y preguntas sin respuesta. Más convincente que mi explicación, fue ver aparecer la cara de la chica, a lo que él se quedó en silencio de nuevo, completamente estupefacto: -“¿Quién cojones es esta tía?”. Yo le pedí que me escuchase, y me esforcé por contarle mi versión. Desde luego iba a ser un poco difícil que lo entendiese, ya que era uno de los planes más rebuscados que se me ocurrían, pero fue un buen comienzo que no echase mano a la violencia conmigo. Otro hecho interesante fue que estuviese sólo, porque explicar a ...