Mi hermosa arabe - Relatos Eróticos

Mi hermosa arabe

... de sus ojos. Yo era su única esperanza en esos momentos. Me sente con ella tratando de tranquilizarla yo por mi cercanía con Marruecos hablaba y entendia un poco de árabe, le hable en ese idioma, ella me respondia pero no alcanzaba a entenderle, parecía que ella si entendia un poco, por fin se durmió al dia siguiente que desperté ella aun dormia la estuve observando era joven de buen cuerpo morena de pelo obscuro, yo me bañe y sali por el desayuno, cuando regrese Abil ya se habia bañado, se habia cambiado de ropa ahora vestia una falda corta que dejaba ver algo de sus muslos y la camisa árabe suelta y unas sandalias blancas, sus hermosos ojos verdes su sonrisa timida me sorprendio, desayunamos en silencio, yo me puse a trabajar mis pendientes, ella se sento en la ventanilla viendo el paisaje, con frecuencia volteaba a verme con disimulo, yo también la veía, termine de trabajar y me fui a sentar junto de ella, parecio inquietarse

Clavé la mirada en sus pupilas unos segundos. Acerqué mis labios a los suyos, pero giró la cabeza. La besé en la mandíbula levemente. Tomé su barbilla y la sujeté. Volví a mirarla con más intensidad si cabe y sonreí. Esta vez mis labios se posaron sobre los suyos. Ardían. Suspiró. Volví a unir mis labios a los suyos; los apresé entre mis dientes sutilmente. La punta de mi lengua exploró y saboreó. La suya respondió a la provocación y se deslizó por los míos. El juego las obligaba a encontrarse y enredarse en caricias volátiles. El deseo prendió ...

... como una llamarada. Nuestras bocas se fundieron. Se devoraban desesperadas.

No hubo palabras. Un cruce de miradas agitaba un deseo incontrolable.

Mi lengua rozó insistente el lóbulo de su oreja. Se estremeció. Besé su cuello y su cuerpo tembló. Le saque la blusa por encima de su cabeza

Nuestras bocas se buscaban hambrientas a cada instante. Mis manos palparon cada milímetro de su piel morena. La liberé del obstáculo que se interponía entre mi mano y sus pechos. Unas tetas de forma cónica. Pequeñas. Puntiagudas. Los pezones emergieron duros y desafiantes al roce de mis dedos. Un profundo suspiro acompañó el surgimiento de aquellas dos aceitunas oscuras que coronaban unas aureolas de chocolate.

Mis besos recorrieron toda la piel de los senos. Arrancaban gemidos incesantes. Su boca reclamaba mi boca sin cesar, y le regalaba mi lengua para que bailase con la suya un vals embriagador. Mi mano recorrio la suave piel de sus muslos hasta que mis dedos tocaron su vulva sobre su pantaleta ya humedecida, al sentirla Nadina la tomo como tratando de retirarla, mientras presionaba su boca con la mia,

Durante unos segundos, que parecieron una eternidad, la pare frente a mi la atraje entre mis piernas

Tomándola de las nalgas, mi boca fue a sus pezones obscuros besándolos dándole pequeñas mordidas lamiéndolos mientras mis manos en sus nalgas las apretaba aun con su falda puesta, Abil empezó a acariciarme la cabeza atrayéndola a su cuerpo, sus pezones se endurecieron con mis ...