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Mi hermosa arabe
Fecha: 12/11/2025, Categorías: Bisexuales Fantasías Eróticas Hetero Autor: javi24, Fuente: SexoSinTabues30
... manos baje su falda quedando solo en una braguita blanca que dejaba traslucir algo del vello del pubis me produjo un sofoco, un ardor que surgía de cada poro de mi piel y se concentraba en la cabeza de mi polla. La acosté boca arriba en la litera, gocé de los sabores que encontré desde sus pechos hasta su vientre. La profundidad de sus aspiraciones, los suspiros y los jadeos se intensificaron, le quite la braga ella medio abrió sus piernas La suave prominencia pélvica estaba cubierta por un bosquecillo de vellos sedosos que bajaba por sus ingles. Me detuve en contemplar aquella maravilla de la naturaleza. Del centro de la espesura emergía la delicada colina de sus labios mayores que bajaba desde el pubis hasta la proximidad del ano, un claro longitudinal en medio del bosquecillo. Un pliegue carnoso oscuro y laberíntico asomaba entre los labios mayores dividido por la línea, casi inapreciable, que señalaba la división de los dos hemisferios. Un descarado apéndice, similar a un maní, en forma y tamaño, emergía en el extremo superior del claro. Y en el extremo opuesto, en el extremo inferior, ni los pliegues rugosos ni los tersos labios lograban camuflar la entrada al paraíso de la voluptuosidad. Aspiré la fragancia que emanaba del interior de su coño. Y me lancé desesperado a gozar del néctar que fluía de sus profundidades. Absorbí las partículas acuosas y viscosas que se esparcían sobre los vellos. Arrastré mi lengua por sus ingles y por el interior de sus muslos. La ...
... entrada de la vagina se hizo más visible, más amplia. Me pareció verla palpitar. La fragancia se intensificaba a cada segundo. No resistí la tentación de pasear la punta de mi lengua por las colinas de sus labios mayores antes de perderme en el laberinto rugoso que emergía entre ellos. Acomodé su cuerpo transversalmente en la litera abrí bien sus piernas y me arrodillé en el suelo ante un paisaje excitante y abrasador. Contemplé extasiado el valle cubierto por el matorral. Su vagina quedó ligeramente abierta al doblarle las piernas y apoyarlas sobre sus costados. Posé mi boca sobre la raja y besé los labios vaginales como había besado antes los de su boca. Mis labios entreabiertos atrapaban la carnosidad de sus labios mayores. Mi lengua jugaba a reconocer cada pliegue o rugosidad de los labios menores y embriagarme con su sabor. Absorbí la piel de los labios menores y se desplegaron como dos pétalos enormes. Quedaron abiertos como dos alas de mariposa. El interior brillaba por la humedad. Conducía al clítoris, grueso y erecto que emergía de su capuchón. Lamí de abajo arriba el interior de cada uno de los pétalos. Sus flujos y mi saliva lubricaban todo el espacio. Mi lengua jugó con los pliegues de la piel. Recorría toda la raja, inspeccionándola detalladamente y provocándome una sensación deliciosamente embriagadora. Los gemidos orientaban el rumbo de mi lengua en su deambular por el coño mojado de la mujer. Las fragancias sexuales penetraban en mis fosas nasales. Ella ...