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Mi hermano, yo y un verano fabuloso
Fecha: 13/11/2025, Categorías: Incesto Autor: Jegac, Fuente: CuentoRelatos
... sobre mi cogote. Jadeaba como un loco cuando de pronto empezó a soltar su munición en mi culo. Era como oro fundido, que quemaba, pero era precioso. Notaba todos y cada uno de sus chorros con una precisión infinita. Luca también empezó a echar su aliento en mi rostro, emitió algunos gemidos y fue justo entonces cuando su volcán rugió y entró en erupción. Un manantial de lava estalló en mi interior. Lava ardiente, explosiva, penetrante. Notaba a mi hermano aun eyaculando en mi culo. Una, otra, otra (sigue, sigue, pensaba yo en mi interior), cuando Luca inició sus cálidas expulsiones. Mi vagina sentía una tras otra. Más, más, más!!! Ah! No pude más. Toda yo exploté en mil pedazos. Si antes os hablé de mis sienes, de mi corazón, etc. Ahora todo estalló. Caí en un abismo. Mi vientre explotó de dolor. Mi sexo reventó de placer. Mi cabeza se abrió como una sandía al caer al suelo. En fin, que perdí el sentido. Me desvanecí de placer y no sé cuánto tiempo estuve sin sentido. Solo sé que mi cuerpo había caído hacia un lado, liberando a Albert de mi peso y que él y Luca se estaban besando cálidamente. No me supo mal, ya que si dos caballeros se felicitan tras una lucha noble, ellos hacían lo mismo a su manera. Como pude, me liberé del ya fláccido miembro de Albert y uní mi boca a las suyas. Las tres lenguas se entrelazaron y un manantial de saliva acudió a refrescarme. Era el paraíso. ...
... Mi hermano bajó hacia el culo de Luca y empezó a lamer las heridas que yo había causado con mis uñas. El miembro de mi adorado, aún se estremecía dentro de mí, cuando Albert asío su raíz con la mano y empezó a retirarlo de mi interior. A diferencia del suyo, el de Luca estaba aún enhiesto. La boca de Albert intentó tragárselo y, tras 4 o 5 arcadas, desistió de ello, empezando a lamerlo de la raíz hasta el extremo. Yo veía todo el flujo, espumeante, que mi sexo había dejado en aquel “aparato” y como mi hermano lo lamía dejándolo todo dentro de su boca. No cejó hasta dejar limpísimo aquel tesoro y trayendo luego su boca sobre la mía, me besó, devolviéndome lo que era mío. Así supe como sabía aquel líquido que traía locos a los hombres! Lo que mi hermano no soltaba era su mano del miembro de Luca. Yo no quise ser menos y así con una de mis manitas aquel miembro maravilloso que aún no agachaba cabeza. Mi otra mano se abalanzó sobre la mustia colgadura de Albert, que, como su de un flujo magnético se tratara, empezó a crecerse de forma rápida y acelerada. Mi hermano me tumbó boca abajo, puso su cuerpo perpendicular al mío y volvió a embestirme por detrás. Instantes después Luca hacía lo mismo con Albert, ocupando 45 grados entre ambos cuerpos y besando mi boca. Intuí que aquel iba a ser un verano fabuloso y que, tras las vacaciones, Albert y yo podíamos tener muchos “recuerdos”.