1. Una Noche de Fuego en Málaga


    Fecha: 13/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: GTor0, Fuente: TodoRelatos

    ... animales.
    
    Estaba tan metido en el momento que no noté que otro coche se acercaba al aparcamiento. Las luces nos iluminaron de repente, y una voz gritó: “¡Guardia Civil! ¡Para todo el mundo!” Mi corazón se detuvo otra vez. La Guardia Civil, conocida por ser mucho más estricta que la Policía Nacional, había llegado, y nosotros estábamos en una posición que no había forma de explicar. Los dos agentes de la Guardia Civil, ambos hombres con uniformes impecables, salieron del coche con las linternas en alto. “¿Qué coño está pasando aquí?” gritó uno de ellos, mientras el otro ya estaba hablando por radio, pidiendo refuerzos. El policía bigotudo se apartó de la agente, intentando subirse los pantalones a toda prisa, mientras la agente se cubría como podía. Sandra y yo nos separamos, y ella se levantó con una calma que me dejó atónito. “Tranquilos, chicos, no pasa nada,” dijo, arreglándose el vestido como si estuviera en una fiesta y no en medio de un arresto. Pero los guardias no estaban para bromas. “Documentación, todos, ahora mismo,” ordenó el más joven de los dos, mientras el otro nos apuntaba con la linterna. El policía bigotudo intentó hablar, mostrando su placa. “Somos compañeros, esto es un malentendido,” balbuceó, pero el guardia lo cortó de inmediato. “No me importa quiénes sean. Esto es un delito de exhibicionismo y corrupción de la autoridad. Están todos detenidos.”
    
    Nos esposaron a los cuatro, y mientras nos metían en el coche de la Guardia Civil, Sandra me miró ...
    ... con una sonrisa que, a pesar de todo, seguía siendo pícara. “Bueno, gordito, al menos ha sido una noche inolvidable, ¿no?” susurró, y a pesar del miedo y la vergüenza, no pude evitar reírme. Tenía razón. Nunca olvidaría esa noche en Málaga, aunque ahora tuviera que enfrentarme a las consecuencias.
    
    Nos metieron en el coche de la Guardia Civil, las esposas apretándome las muñecas mientras el vehículo se ponía en marcha rumbo a la comisaría. El ambiente dentro del coche era tenso, pero Sandra, sentada a mi lado, parecía más divertida que preocupada. El policía bigotudo y la agente, en cambio, estaban pálidos, probablemente pensando en las consecuencias que esto tendría para sus carreras. Yo, por mi parte, no podía dejar de imaginar la cara de Carmen cuando se enterara de todo. Mi vida, tal como la conocía, estaba a punto de desmoronarse, pero en ese momento, con el calor del cuerpo de Sandra todavía presente en mi piel, no podía evitar sentir una extraña mezcla de arrepentimiento y satisfacción.
    
    Llegamos a la comisaría de Málaga pasadas las dos de la madrugada. Nos separaron para tomarnos declaración, y mientras esperaba en una celda fría y pequeña, mi mente no dejaba de repasar cada momento de esa noche. El sabor del coño de Sandra, sus gemidos, la manera en que me había arrastrado a esa locura… Todo parecía un sueño, o más bien una pesadilla de la que no podía despertar. Un guardia me llevó a una sala de interrogatorios, donde un oficial de mirada dura me esperaba con un ...