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Una Noche de Fuego en Málaga
Fecha: 13/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: GTor0, Fuente: TodoRelatos
... cerca de La Malagueta, según los carteles que alcancé a ver. El lugar estaba oscuro, solo iluminado por las farolas lejanas, y no había un alma alrededor. Los policías salieron del coche y abrieron las puertas traseras. “Bajen,” ordenó la mujer, que ahora parecía más intrigada que enfadada. Sandra bajó primero, y yo la seguí, con las piernas todavía temblando.El bigotudo se acercó a Sandra mientras la agente se quedó cerca de mí, observándome con una mirada que me puso aún más nervioso. “A ver, guapa, qué tienes para nosotros,” dijo el hombre, y Sandra no perdió el tiempo. Se arrodilló frente a él, desabrochándole el cinturón con la misma rapidez con la que lo había hecho conmigo horas antes. En un segundo, tenía la polla del policía en la boca, chupándola con una intensidad que lo hizo gemir de inmediato. “Joder, qué buena eres,” gruñó él, agarrándole el pelo.La agente me miró y se acercó. “Tú, viejo, no te quedes ahí parado,” dijo, y para mi sorpresa, empezó a desabrocharse el uniforme. Debajo llevaba un sujetador negro que apenas contenía sus tetas, pequeñas pero firmes. “Si quieres salir de esta, vas a tener que complacerme,” añadió, quitándose los pantalones y quedándose en ropa interior. No podía creer lo que estaba pasando, pero mi polla, que parecía tener vida propia, se endureció otra vez. Me arrodillé frente a la agente, y ella se bajó las bragas, dejando su coño a la vista. Estaba depilado, con los labios hinchados y un poco húmedos. “Chúpamelo,” me ordenó, y ...
... obedecí, metiendo la lengua entre sus pliegues mientras ella gemía y me agarraba la cabeza. No era tan sabrosa como Sandra, pero el morbo de la situación me tenía al límite. A mi lado, Sandra seguía chupándole la polla al policía, que ya estaba jadeando como si fuera a correrse en cualquier momento. Después de unos minutos, el hombre gruñó y se corrió en la boca de Sandra, que tragó todo sin inmutarse. Luego se levantó y se acercó a la agente, que todavía estaba disfrutando de mi lengua. “Déjame ayudarte, guapa,” le dijo, y se inclinó para besarla mientras yo seguía lamiendo. Las dos mujeres se besaban con lengua, gimiendo juntas, y el policía, que ya se había recuperado, se acercó por detrás de Sandra, levantándole el vestido y penetrándola sin dudar. El aparcamiento se llenó de gemidos y jadeos. Yo, todavía de rodillas, chupaba el coño de la agente mientras ella se corría en mi boca, temblando y gritando de placer. Sandra, follada por el policía, me miraba con una sonrisa mientras se tocaba las tetas por encima del vestido. “Eres un buen chico, Antonio,” dijo entre gemidos, y yo sentí una mezcla de orgullo y vergüenza que me hizo arder. La escena en el aparcamiento vacío cerca de La Malagueta se había convertido en un torbellino de lujuria que nunca imaginé que viviría a mis 60 años. La agente, todavía temblando por el orgasmo que le había dado con mi lengua, me apartó de un empujón suave y se giró hacia Sandra, que seguía siendo follada por el policía bigotudo. El ...