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Mi jefe me convirtió en Lucero
Fecha: 14/11/2025, Categorías: Transexuales Autor: lucetrav, Fuente: CuentoRelatos
Hola mi nombre es Javier, tengo 30 años, soy de CDMX, hacia 5 años que trabajaba en la misma oficina. Éramos 6 trabajadores, el jefe y su secretaria. Por motivos que no conocimos muy bien, el jefe se fue y con él su secretaria, y llegó Isidoro, el nuevo jefe. Y con él, vino también su secretaria personal, Lucero. Era una mujer explosiva, de 28 años, que cada vez que pasaba por enfrente nuestro no podíamos dejar de mirarla. Ni que decir tiene que los murmullos sobre la relación entre jefe y secretaria estaban al orden del día. Pero al cabo de medio año, Lucero se cambió de trabajo, y Isidoro me pidió si podía ocupar su sitio mientras buscábamos a una sustituta. Debo decir que Isidoro era un jefe algo autoritario, que sin llegar a ser desagradable, imponía su mando con firmeza, y yo no había podido evitar aún sentir algo de intimidación las pocas veces que había tenido que ir a su despacho. Su volumen corporal, como 1,85 de alto, no gordo pero si grandote, sus 50 años y su vestimenta impecable me hacían sentir como pequeño. La cuestión es que no pude negarme, además de que me ofreció un aumento de sueldo mientras estuviera ocupando esa plaza que no me irían nada mal. En pocos días me di cuenta que realmente me estaba convirtiendo en su secretario personal. No solo me encargaba de cosas del trabajo, sino también de llevarle el café, concertarle su agenda privada, irle a comprar regalos para su familia, etc. A veces incluso me contaba cosas de su vida personal. A las ...
... semanas de estar trabajando, un día me llamó a su despacho y me pidió que cerrara la puerta. La conversación no fue muy larga, me dijo que estaba muy contento de mi rendimiento, que quería que me quedase como su "secretaria" (uso esta expresión) y que me aumentaría el sueldo para compensarlo. Me dió un día para pensármelo, y antes de terminar, y ante mi sorpresa, me regaló una pulsera como agradecimiento. Era una pulsera más bien femenina. Me la puso él mismo, lo cual me provocó algo de vergüenza. Al llegar a casa y pensar, me dio rabia sentir como mi jefe me trataba más como a una mujer que como a un hombre. Me había llamado secretaria, había valorado positivamente el toque femenino que le daba a mi trabajo, y me había regalado una pulsera de mujer. Pero que podía hacer? Al día siguiente le dije a Isidoro que sí, y me contestó que seguro que nos entenderíamos muy bien y que estaba muy contento. A partir de ese día, mi jornada laboral iba alargándose. Me quedaba hasta tarde ayudando o simplemente esperando por si él necesitaba algo. Incluso le acompañaba a alguna reunión. Un día me comentó que le gustaría que vistiese más formal, y al día siguiente, con la oficina vacía ya, me obsequió con un par de pantalones, zapatos y camisas. Me pidió que me los probara allí mismo. No quise negarme pero fui al baño. Solo de ponérmelos noté que me iban algo ajustados, y que marcaban mi culo más de lo acostumbrado. Isidoro insistió en que me quedaban muy bien. Ese pasó a ser mi ...