-
Mi jefe me convirtió en Lucero
Fecha: 14/11/2025, Categorías: Transexuales Autor: lucetrav, Fuente: CuentoRelatos
... uniforme de trabajo. Notaba como Isidoro me miraba al salir del despacho, y algunas veces noté como su mano rozaba mi culo al pasar por detrás de mí mientras me mandaba tareas. No quise darle importancia. Algún día también estando sentado en mi mesa, se acercaba y mientras me felicitaba por haber hecho bien algún trabajo, me acariciaba el pelo. Eso me hacía sentir como una mascota. Incluso de vez en cuando me llamaba Lucero. Se disculpaba de inmediato pero yo tenía mis dudas que fuese por error. Todo junto hacía que me enfadase conmigo mismo por gustarme el trabajo. Me sentía bien atendiendo a Isidoro, ya que además con frecuencia reconocía mi trabajo. Pero me daba cuenta que me trataba como a una mujer. El siguiente paso en consolidar esta sensación fue el día que me dio una palmadita en el culo después de hacer una broma. Me sentí casi humillado pero me callé. Ese fin de semana no paré hasta encontrar un rollete en la discoteca y poder follarme a una mujer como un buen macho, pues necesitaba autoafirmar la masculinidad que en el trabajo quedaba escondida, apagada. Al cabo de pocos días, Isidoro terminó tarde una reunión, y me invitó a cenar. Fuimos a un buen restaurante y estuvimos charlando de la vida … antes de despedirnos me entregó un regalo. Me dijo, casi con ternura, que quería agradecerme todo lo que hacía por él. Me pidió que no lo abriera hasta llegar a casa. Y así lo hice. Al hacerlo, comprobé que eran un conjunto de 4 tanguitas finas. Pensé que era un ...
... error, o una broma, pero la tarjeta que acompañaba el regalo no dejaba dudas: "Querido Javi, Creo que este es el complemento ideal que le falta a tu estilo personal y femenino de atenderme. Te agradecería mucho si las utilizas para venir a trabajar." Intenté contenerme pero no pude evitar llorar de la rabia que sentía. Quería decirle a Isidoro que no pensaba ponerme esas prendas, ni la otra ropa que me había regalado. Que no quería ser femenino en el trato… pero a la mañana siguiente, considerando mi posición y mi sueldo, me puse, por primera vez en mi vida, una tanga de mujer. Al vestir el pantalón, noté el suave tacto en los glúteos… al andar era una sensación agradable y volví a enfadarme conmigo. Al llegar al trabajo, Isidoro me llamó enseguida a su despacho y me preguntó si me había gustado el regalo. Mi cabeza pensó No, pero mi boca dijo "Si, muchas gracias Isidoro". -Llevas unas puestas? -Si -Y que tal se va? te quedan bien? -Si – volví a contestar. Se mostró agradecido, y a partir de ese día las palmaditas y los roces más o menos involuntarios a mi culo aumentaron de frecuencia. Los días se fueron sucediendo y yo cada vez más dejaba mi personalidad en casa para ir a trabajar. El trato de Isidoro cada vez tomaba más confianza, y siguieron algunas otras cenas y regalos: un collar, unas medias… El protocolo siempre era el mismo: regalo sorpresa que no podía abrir hasta llegar a casa, y a la mañana siguiente las respuestas afirmativas a sus ...