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Los deseos inconfesables de Emily. dos
Fecha: 16/11/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: icharlines, Fuente: TodoRelatos
... piernas. Emily, gemía y gemía. Bajé su tanga, colocándome entre sus piernas. mientras admiraba su rosadito y lampiño coño, saqué mi lengua y la acerqué a su clítoris. Lo lamí, para aprovechando mi propia saliva, acercar mi dedo a él y masturbarlo suavemente. Emily ahora, a la vez que gemía, meneaba sus caderas buscando el roce de mi dedo. La senté en el banco, mientras mi boca, ávida de sus besos buscaba llenar su boca. Con un pañuelo de seda, tapé sus ojos, sin dejar de besarla. Emily gemía al roce de mis manos, que ahora la recorrían por completo. Sus pechos, su cuello, su boca, su sexo y el interior de sus muslos eran explorados sin descanso, mientras Emily echaba su cabeza hacia atrás. Mis manos no se cansaban de acariciar sus tersos pechos y sus duros pezones, su boca se abría para mí, buscando mi lengua, para jugar con ella. Con mi lengua en lo más hondo de su boca, busqué con mi mano su húmedo sexo para introducir dos dedos en él. Emily gemía y movía su pelvis en busca de una penetración mayor. Mis dedos en su interior no paraban de danzar, buscando un placer que rápidamente me recompensó, mojando toda mi mano. Tras esta nueva corrida, la tumbé en el banco y descendí con mi mano por todo su cuerpo recorriendo cada milímetro de este, hasta llegar a sus pies. Los levanté y empecé a chupar sus dedos con gran pasión. Subía por el interior de sus piernas para una vez llegado a la rodilla volver a bajar. Así estuve unos minutos hasta que sobrepasé la rodilla para ...
... acercarme cada vez más a su sexo. Emily gemía cada vez más fuerte y arqueaba su cuerpo en busca de mi lengua. Acerqué mi lengua a su sexo para darle una sola pasada y volver a una posición intermedia, donde ahora eran mis manos, las que recorrían su piel, pintando diferentes colores en su mente. Mis manos se cebaron con su sexo, mientras yo la miraba gemir, casi suplicar, con sus gemidos. Su respiración se aceleraba, mientras mi lengua rodeaba sin descanso ese pequeño botoncito que se escondía entre sus piernas. Su sexo se desbordó de líquido, a la vez que mi boca buscaba beberse ese orgasmo. Emily, gritó, gritó de placer, mientras mi lengua incansable recorría su sexo, bebiendo hasta la última gota, la dejé descansar unos pocos minutos, para con un pañuelo atarle sus manos en cruz, sujetando este a las argollas que había colocado para tal propósito, de la misma manera hice lo mismo con sus piernas, que até igualmente en cruz. Bajé a su coño, lo abrí para admirar la humedad que se desprendía de él. Lo acaricié con mis dedos en una suave e interminable caricia. Emily gemía, gemía cada vez más fuerte. La humedad de Emily era tan patente que me apiadé de ella e introduje dos de mis dedos en su coño. Siiii, gracias, señor, gracias. Emily arqueó su pelvis cuanto le dejaron sus ataduras y gimió muy fuerte mientras bañaba mi mano con sus jugos. Pero mi mano no paró, cada vez se movía más deprisa dentro de ella, mi boca la besaba con pasión y Emily era un gemido continuo, sus ...