Fatty, Patty y Katty VI - Relatos Eróticos

Fatty, Patty y Katty VI

... reaccionado, más bien podría decirse que se había abandonado a las caricias que la estaban dando, pues había apoyado sus manos en los paneles que separaban los compartimentos del armario y había echado su culo hacia detrás separando sus piernas, como aceptando de buen grado lo que le estaban haciendo.

Pero el asombro de los tres espectadores se convirtió en estupor al ver que en un plis plas, las seis manos de las hermanas le quitaban la camiseta sacándosela por la cabeza y comprobando que no llevaba nada debajo. Alma tenía unas tetas perfectas que no necesitaban sujetador alguno y debido a las múltiples caricias sus pezones estaban ya tiesos y duros. Tampoco se resistió ni hizo nada para evitar que le sacasen la camiseta, al contrario, colaboro para que pudiesen quitársela sin problema alguno quitándose ella misma la gorra y dejando que sus rizos negros como la noche campasen libres, igual que colaboro levantando primero una pierna y luego la otra facilitando que la quitasen el pantalón junto a las braguitas.

Se quedo en la misma postura, pero completamente desnuda a excepción de los calcetines enrollados en los tobillos y las zapatillas, y unos segundos después, los tres curiosos observadores completamente fascinados, pudieron observar que Alma empezaba a gemir y suspirar al sentir dos lenguas en sus respectivos pezones y una tercera recorriéndole desde su monte de venus hasta el mismísimo ojete, haciéndola temblar de gozo y placer.

Ante la celeridad con la que ...

... habían ocurrido los hechos, ni Jesús, que estaba entre Alicia y Alexia, ni tampoco estas, tuvieron tiempo a decir nada y mucho menos a intervenir, pero la situación era tan obscena y erótica que calentaba a cualquiera, y sin ni siquiera darse cuenta de lo que hacían Jesús estaba agarrando los culos que desbordaban de sus pantaloncillos, a sus dos mironas compañeras, y estas, presas de una lujuria desatada al sentir sus glúteos acariciados por “el curilla de alta cuna”, empezaron a sobarse las tetas metiendo sus manos bajo sus tops demostrando que no llevaba ninguna de ellas sujetador.

Jesús que hacía escasamente veinticuatro horas había perdido la virginidad con su mismísima hermana, que solo pocas horas después se involucró en un trio incestuoso de nuevo con Catalina y con su propia madre, y que de nuevo había repetido hacia escasamente una hora, había dejado de lado cualquier atisbo de decencia o de moral, y viendo que las dos hermanas a las que estaba metiendo mano no solo no protestaban, sino que se habían puesto cachondisímas, no se privó en absoluto de esconder su nueva y potentísima erección, ya que la visión del precioso cuerpo de Alma y el tacto de la piel de sus dedos en los culos de las dos primas, le hicieron darse cuenta que iba a perder la poca cordura que le quedaba y mandar a tomar por el culo los últimos atisbos de decencia y de pudor.

También ayudaba y mucho a que su miembro se alzase alegre y con ganas de jolgorio, la actitud lasciva de sus tres sobrinas ...