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El Jardinero Final
Fecha: 22/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Atlas, Fuente: TodoRelatos
... ¿Eso significa que estarías dispuesta a ser mi puta? A hacer todo lo que te pida, cuando yo lo quiera, donde sea que lo quiera. Anne asintió con la cabeza. Su mente estaba en blanco, guiada únicamente por el deseo de complacerlo, por la necesidad de sentirlo satisfecho. Cada vez que Michael hablaba, su excitación aumentaba, una mezcla de sumisión y entrega que la hacía perder el control. —Sí... —respondió, su voz apenas un susurro—. Soy tuya. Haré lo que quieras, cuando lo quieras... Michael gruñó de placer ante su respuesta. Satisfecho, comenzó a moverse nuevamente, esta vez con más fuerza, aumentando el ritmo de sus embestidas. Anne gritó, su cuerpo convulsionando mientras lo sentía penetrarla profundamente. Era la primera vez que la tomaban de esa manera, y aunque había dolor, había también una liberación oscura que la envolvía por completo. Cada vez que Michael se movía dentro de ella, le susurraba cosas al oído, llenando su mente de palabras provocativas que la hacían perderse aún más en su propia sumisión. —Vas a aprender a ser la mejor puta —le decía—. Vas a pedirme cada día que te folle, vas a desear cada golpe, cada embestida. Anne gemía en respuesta, sus dedos aferrándose a la madera de la mesa mientras su cuerpo reaccionaba al ritmo incesante de Michael. No podía pensar en nada más que en la intensidad de cada movimiento, en la necesidad de sentirlo más profundo, más fuerte. Michael seguía interrogándola, disfrutando de cada confesión que ...
... sacaba de sus labios. —¿Y si te pidiera que trajeras a otra mujer para que la compartiéramos? —preguntó en tono serio, mientras la penetraba con más fuerza—. ¿Lo harías, Anne? Ella asintió rápidamente, apenas consciente de lo que estaba aceptando. El deseo la había superado por completo, y estaba dispuesta a todo, a cualquier cosa que él quisiera. Michael, complacido con sus respuestas, aumentó aún más el ritmo, llevando a Anne al borde de la desesperación. Sabía que la estaba empujando más allá de sus límites, pero eso era exactamente lo que quería: hacerla suya de todas las formas posibles, que su sumisión fuera absoluta, sin reservas. Él quería algo más profundo. Sabía que Anne estaba completamente entregada a él, pero no era la única, y eso le daba un poder que disfrutaba en cada palabra que le susurraba al oído. —¿Sabes quién también disfruta como tú? —le preguntó en tono bajo, acercándose a su oído mientras no dejaba de moverse dentro de ella. Anne gimió, incapaz de hablar. Sentía que cada embestida la debilitaba más, pero el tono de Michael, cargado de provocación, la obligó a concentrarse en lo que él decía. No había nada que quisiera más en ese momento que complacerlo, que demostrarle que era capaz de soportar todo lo que le pidiera. Entre jadeos, asintió levemente, sin saber a quién se refería. —Tu amiga Laura —dijo él, con una sonrisa que Anne no podía ver, pero que podía sentir en la frialdad de su voz—. Ella también se ha entregado a mí... ...