El Jardinero Final - Relatos Eróticos

El Jardinero Final

... completamente.

Anne contuvo el aliento, aunque las embestidas continuaban sin tregua. Las palabras de Michael le atravesaron como un cuchillo afilado, un sentimiento extraño que mezclaba celos y excitación la envolvió. Laura, su amiga, también había estado en esa misma posición, bajo el control absoluto de Michael. La imagen de Laura inclinada ante él, completamente sometida, invadió su mente.

—¿Sabías que cuando estuve con ella me suplicaba que no parara? —continuó Michael, deleitándose con su reacción. Su voz era oscura y seductora, alimentando el conflicto interno que veía crecer en ella—. Me pidió más de lo que tú has pedido hoy... ¿Te imaginas eso, Anne?

Anne sintió un nudo en la garganta, pero no era capaz de articular una palabra. A cada segundo que pasaba, la penetración la llevaba a un lugar más profundo de sumisión, pero la mención de Laura añadía una nueva dimensión. No podía evitar comparar lo que ella estaba viviendo con lo que imaginaba que había experimentado su amiga. Se preguntaba si Michael había disfrutado más con Laura, si ella había sido más complaciente, más sumisa. La imagen de Laura gimiendo bajo Michael, suplicándole con el mismo fervor, la consumía.

—Ella... —Michael hizo una pausa, respirando pesadamente mientras la penetraba con más fuerza, sintiendo cómo Anne se tensaba al escuchar sus palabras—. Ella estuvo dispuesta a hacer cosas que tú ni siquiera has imaginado. ¿Crees que puedes superarla, Anne?

Anne sintió que la pregunta se ...

... clavaba en lo más profundo de su ser. Era consciente de que estaba siendo probada, de que Michael quería ver hasta dónde estaba dispuesta a llegar por él. Y aunque el dolor en su cuerpo era intenso, la necesidad de complacerlo la sobrepasaba. No podía dejar que Laura la superara, no después de todo lo que había hecho para ganarse el favor de Michael. Ella debía ser la que más lo complaciera, la que él eligiera por encima de todas.

—Haré... haré lo que quieras... —jadeó finalmente, su voz quebrada por la mezcla de sensaciones que la consumían. Su cuerpo temblaba de puro agotamiento, pero su mente estaba fija en una sola cosa: ser mejor que Laura.

Michael sonrió al escuchar su respuesta, sintiéndose triunfante. Sabía que la rivalidad entre ambas mujeres solo haría que Anne se entregara más, que hiciera cualquier cosa para ganarse su favor. La dominación psicológica era tan satisfactoria como la física.

Anne gimió con más fuerza, cada embestida la llevaba más al límite, pero en su mente solo podía pensar en lo que Michael acababa de decir. Laura no había negado nada, y eso significaba que ella tampoco podía hacerlo. No importaba lo que él le pidiera, lo haría. Se entregaría por completo, sin reservas, porque solo así podría ganarse su favor. No podía permitir que Laura fuera mejor que ella en eso, no después de haber llegado tan lejos.

—Dímelo —exigió Michael, su voz ahora más áspera mientras se inclinaba sobre ella, su aliento caliente contra su piel—. Dime que serás ...