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El Jardinero Final
Fecha: 22/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Atlas, Fuente: TodoRelatos
... combustible para el fuego que ardía en su interior. Finalmente, sintió el calor de la piel de Michael contra ella. Se mordió el labio más fuerte cuando él la agarró por las caderas, sus manos fuertes sujetándola con firmeza, como si estuviera reclamando lo que ya sabía que era suyo. La punta de su pene rozó suavemente la entrada de su coño, que estaba tan húmedo que ni siquiera hacía falta forzar la entrada. Anne ya lo estaba esperando, abierta y deseosa. Michael no fue delicado. Se hundió en ella de una sola vez, su polla grande y dura deslizándose profundamente en su interior. Anne soltó un grito ahogado de puro placer al sentir cómo la llenaba por completo. Era una sensación abrumadora, tan intensa que por un segundo todo lo demás se desvaneció: el dolor de los azotes, la vergüenza, el mundo exterior. Solo existía el momento, el calor y el placer que la recorría. Su coño reaccionaba inmediatamente al sentirse invadido. Estaba tan mojada que el sonido de cada embestida resonaba en el cobertizo, una mezcla de jadeos, gemidos y el chocar de sus cuerpos. Michael gruñía con cada movimiento, empujando más fuerte cada vez, como si quisiera enterrarse aún más en ella, reclamarla completamente. —Mírate —murmuró Michael con una voz grave y entrecortada, inclinándose sobre ella mientras seguía embistiéndola—. Chorreando como una puta. Sabes que te encanta, ¿verdad? Anne gimió en respuesta, incapaz de formar palabras coherentes. Su cuerpo respondía de manera ...
... instintiva, moviéndose contra él, buscando más. Cada vez que él empujaba, ella sentía un placer tan intenso que su cuerpo se arqueaba por completo, presionando su pecho contra la mesa y levantando aún más sus caderas hacia él, ofreciéndose sin reservas. El sudor empezaba a acumularse en la piel de ambos. La pequeña habitación estaba cargada de la mezcla de su excitación. Anne podía sentir cómo el calor la consumía, cómo cada embestida la acercaba más al límite. Sabía que no podría contenerse por mucho tiempo más, que estaba al borde de explotar. Michael la agarró aún más fuerte por las caderas, sus dedos hundiéndose en su carne mientras aceleraba el ritmo, empujando con una fuerza casi brutal, sin darle tregua. Anne podía sentir cada centímetro de él dentro de ella, y cada vez que él la embestía, una nueva ola de placer la atravesaba. Estaba tan mojada que las gotas de su excitación goteaban por sus muslos, cayendo sobre el suelo del cobertizo. —Gime para mí, Anne —ordenó Michael, su voz un gruñido que vibraba en sus oídos—. Quiero escucharte. Y Anne no pudo evitarlo. Soltó un gemido largo y profundo, dejando que todo el placer reprimido fluyera libremente. No había ninguna razón para contenerse. El dolor y el placer se mezclaban en su cuerpo, y cada vez que él la empujaba, ella sentía cómo una nueva ola de calor recorría su interior. Michael soltó una carcajada, complacido con su reacción. Era exactamente lo que quería: verla completamente rendida, entregada a él sin ...