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Compañeros - Capítulo 23: La mirada de Carlota
Fecha: 22/11/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: nowbly, Fuente: TodoRelatos
... acariciándome las tetas para provocarlo. —Dámelo todo, amor… —le susurro. Eso lo hace perder la poca compostura: cierra los ojos, aprieta la mandíbula y su mano se difumina en velocidad sobre su erección. Luis suelta un rugido: —¡Ahhh, me corrroooo…! —y puedo ver de reojo cómo su semen sale disparado en chorros gruesos sobre la cara de Daniela. Le cae por la mejilla, los labios y el cuello. Ella gime sucio, encantada, incluso levanta una mano para esparcirlo por sus propias tetas. Esa imagen basta para detonar a Miguel: —Carlota… joder… ¡toma! —con un gruñido, su primer chorro caliente me da directo en la punta de la lengua y la barbilla. El siguiente me cae en la mejilla derecha y sobre un pecho. Él apunta mejor y otro chorro espeso me cruza la cara de pómulo a pómulo. Cierro los ojos sintiendo la calidez viscosa pintar mi piel. Gime largo mientras exprime lo último sujetándose la base: gotas blancas caen sobre mi cuello. Abro los ojos para verlo: su expresión de éxtasis total, con la boca entreabierta y los rizos pegados a la frente de sudor, es perfecta. Recojo con mi dedo un pegote grande que me quedó cerca de la comisura de los labios y me lo llevo a la boca, tragándolo, mirándolo fixamente. —Mmm… —saboreo con una sonrisita cansada pero satisfecha. Miguel suelta una risilla incrédula y se deja caer sentado, exhausto. Luis ya colapsó boca arriba al lado, arrastrando a Dani con él en un abrazo perezoso. Yo me incorporo lo justo para acurrucarme contra ...
... Miguel, que enseguida me rodea con sus brazos. El olor a sexo y semen es fuerte en el aire; nuestras pieles están pegajosas de sudor… y en el caso de Dani y mío, salpicadas generosamente de “leche”. Pero nadie parece importarle en lo más mínimo. —Madre mía… —murmura Miguel besándome la frente—. Eres… sois… la hostia. —La mejor noche de mi vida… —declara Luis entre risas, acariciando el pelo de Daniela, que yace con ojos cerrados sobre su pecho. —¿Mejor que la de Formigal? —pregunta ella, dibujando circulitos con su dedo en el abdomen de él. —Mil veces mejor… —responde Luis, dándole un beso en la frente. Daniela sonríe con los ojos cerrados, feliz. Yo suspiro acurrucada en el calor de Miguel. Noto que él tira de la colcha seca y limpia a nuestros pies y la echa por encima de todos para taparnos un poco. Las luces siguen encendidas, pero ninguno tenemos energía para levantarnos a apagarlas. —Esto… hay que repetirlo más a menudo, chavales… —dice Miguel en voz queda, medio adormilado ya. —Hmmm sí… —coincide Daniela con un bostezo. Nos movemos un poco para acomodarnos mejor. Al final quedamos todos en la cama grande: Dani y yo en medio, abrazadas la una a la otra, y Miguel pegado a mí por detrás, y Luis pegado a Dani en el otro lado. Como dos cucharitas dobles que se encuentran en el centro. El silencio que sigue solo está roto por nuestras respiraciones aún agitadas. Miro a mi alrededor: mis mejores amigos, mis amantes, todos aquí desnudos, satisfechos y ...