-
Compañeros - Capítulo 23: La mirada de Carlota
Fecha: 22/11/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: nowbly, Fuente: TodoRelatos
... locura, que se muera de ganas cuando le narre lo que haga. Y si para eso tengo que ser mala, lo seré. Me pongo de pie de un salto y me visto apresuradamente. Había medio quedado con Daniela por si fallaba el plan Miguel, y vaya si falló. Le escribo un mensaje rápido: “Tía, al final me apunto. ¿A qué hora paso por ti?” Hace unos días Daniela mencionó una fiesta exclusiva a la que le habían invitado, algo de un amigo de su primo en una azotea de hotel de lujo. En su momento pensé declinar por quedarme con Miguel, pero ahora… Bueno, ahora la perspectiva de una fiesta “solo chicas” suena perfecta. Quizá acabe la noche con un buen sustituto entre las piernas. Daniela contesta enseguida: ”¡Siiii! Vente ya en 30. Ponte guapa, es sitio pijo 😉” Sonrío y voy al armario, notando un subidón de energía. Rebusco algo sexy pero que no parezca demasiado planeado. Opto por un vestido corto negro, ceñido, de tirantes finos. Debajo, únicamente unas braguitas de encaje negro que hacen juego y que podrían desaparecer fácilmente si la ocasión lo requiere. Me suelto el pelo -mi melena rubia cae en ondas sobre mis hombros- y me maquillo ligero pero efectivo: delineador para resaltar mis ojos verdes y brillo en los labios. Un poco de perfume detrás de las orejas y entre los pechos, y lista. Al verme en el espejo, me siento poderosa. Aún tengo en la cabeza la imagen de la foto que le mandé a Miguel: este cuerpo es mío, y esta noche voy a saciarlo. Cojo una chaqueta corta y el bolso, y ...
... salgo pitando a buscar a Daniela. ⸻ La fiesta resulta ser en la terraza privada de un hotel cinco estrellas en pleno centro de Madrid. Cuando Daniela dijo “sitio pijo”, no bromeaba: al llegar, un portero nos hace pasar y encontramos una azotea con piscina, luces tenues y música lounge. Hay no más de cincuenta personas, todas arregladas como si fuera la inauguración de algo importante. Se ven muchas chicas monísimas con vestidos de marca y tipos con aspecto de futbolistas o hijos de papá. Me siento un poco fuera de lugar al principio, pero Daniela -que luce un vestidazo rojo que realza sus tetas espectaculares- me agarra de la mano con su entusiasmo habitual. —¡Venga, Car, vamos a por una copa! —me anima, abriéndose paso entre la gente con una sonrisa arrolladora. Nos hacemos con dos gin-tonics bien cargados y empezamos a charlar con unos conocidos de ella. La vista de Madrid nocturno desde aquí es increíble; el aire está tibio y lleno de risas y aroma a cloro de la piscina. Poco a poco mi incomodidad inicial se disipa, ayudada por el alcohol y la actitud extrovertida de Dani. Reímos tonterías, bailamos un poco al ritmo de la música suave… y mis ojos van curioseando alrededor, evaluando el panorama masculino. Hay varios chicos guapos, pero la mayoría están demasiado pendientes de sí mismos. No siento chispa con ninguno de los que nos han venido a saludar por ahora. Hasta que lo veo a él. Está apoyado en la barra al otro lado de la terraza, conversando con otro ...