-
Me gusta el chocolate
Fecha: 01/12/2025, Categorías: Sexo Interracial Autor: Eric Salazar, Fuente: TodoRelatos
Levantándose, me tendió la mano para que la siguiera. Me levanté tras ella y la seguí por el pasillo hasta la jaula en la cual se encontraba el columpio sexual. Nosotros tenemos uno en casa, de manera que no nos resultó difícil, situarnos y empezar a jugar. Por los barrotes de la jaula, no tardaron en aparecer brazos que sobaban a mi chica, incluso alguna mano iba a parar a mi culo, que no paraba de contraerse mientras empujaba al ritmo que marcaba el balanceo. - Dios que morbo que me estén tocando así. Me están poniendo todavía más cachonda. - ¿Sí? ¿Te gusta? ¿Te gusta ser una zorrita? - No, no. Me gusta ser muy zorra. Ya lo sabes. Y mientras decía esto me guiño un ojo mientras dos manos le sobaban las tetas y estiraban sus pezones. Al notar eso mi chica rompió en un sonoro orgasmo que estrujo mi polla exprimiéndola al máximo. Yo estaba a punto de correrme otra vez y decidí parar un poco para no acabar tan rápido. Salí de ella y me puse de rodillas para degustar los jugos que salían de su entrepierna. Siguió corriéndose mientras mi boca seguía trabajando su clítoris y mis dedos entraban y salían de su interior a buen ritmo. Me tiró del pelo para separar mi cabeza, y mirándome a los ojos me dijo: - Vamos al pasillo francés que quiero ver las pollas que hay. - ¿Quieres probarlas?— le dije mientras me ponía de pie. - Tal vez, si hay alguna que merezca la pena… La ayudé a bajarse del columpio y saliendo de la jaula me hizo un gesto con el dedo ...
... para que la siguiera. Lo siguiente a la jaula era el pasillo francés. Una celosía de madera que dejaba ver la silueta de los chicos que había detrás. Unos agujeros en esa pared, dejaban que los que estaban detrás asomaran sus miembros, para que los de este lado de la pared hiciesen con ellos lo que quisieran. María me miró con cara de vicio y dirigiéndose al primer agujero por el que asomaba una polla más o menos como la mía, la sujeto para calcular su calibre y sin dejar de mirarme a los ojos, se arrodilló y se metió la punta en la boca. La succionó y sacándola empezó a jugar con su lengua húmeda, hasta que la puso a tope. Le dio unas cuantas sacudidas con la mano y paso al siguiente agujero. Esta vez, la polla que había era más pequeña y ni siquiera le prestó atención. Íbamos a retirarnos a los sillones de enfrente, cuando del último agujero, emergió una polla enorme. - Este es el negro buenorro que había afuera. — Me dijo mi mujer poniendo una cara que delataba sus intenciones. - Pues disfrútalo. Una polla negra. Igual hoy cumples más de una fantasía. Sin pensárselo dos veces. María se arrodilló y empezó a estirar de esa enorme y negra polla. En reposo era más larga que la mía en erección y sería de gorda como un vaso de tubo. María la sopesaba y la movía arriba y abajo para notar su reacción. La polla empezó a crecer a buen ritmo. Acercando los labios a ese enorme trozo de carne, abrió la boca y solo consiguió que le entrara la punta, mientras con las dos ...