1. Me gusta el chocolate


    Fecha: 01/12/2025, Categorías: Sexo Interracial Autor: Eric Salazar, Fuente: TodoRelatos

    ... tocarle el clítoris, mientras tanto Chocolate se había puesto de pie y le metía dos dedos, masturbándola. Lo miré y él me devolvió la mirada, sonriendo sabedor de su buen hacer. María se inclinó hacia delante y apoyó las manos en la cama de cuero. Quedando así con el culo en pompa, cosa que Chocolate aprovechó para meter otro dedo más. La estaba dilatando, preparándola para follársela después.
    
    Yo seguía masturbando su clítoris hasta que María soltó un grito y volvió a correrse de una manera exagerada. Me di cuenta entonces que le estaba metiendo los cinco dedos. Cuando estaba acabando de correrse, sacó los dedos y se colocó un condón. Yo me puse delante de mi chica y le metí la
    
    polla en la boca. Me la empezó a chupar hasta el fondo, como nunca había hecho. De repente paró, se la sacó de la boca y lanzó un grito que se oyó en todo el local. Acto seguido dijo:
    
    - Dios. Me está partiendo en dos. Ahhhhhhhh.
    
    Chocolate no dijo nada y siguió empujando mientras la sujetaba de las caderas para que no se moviera. Mi chica apretó mi pierna tan fuerte que me hizo un moretón, cerró los ojos y tuvo un orgasmo instantáneo al sentirse llena. Llena de un pollón negro que la estaba follando hasta lo más profundo, después de este orgasmo, puso las rodillas y también encima de la cama, quedándose a cuatro patas a disposición del macho negro que la seguía perforando. De repente, una voz de hombre salió desde el lado contrario de la cama dirigiéndose a mí.
    
    - La llevas clara. Es ...
    ... incansable. Se la va a estar follando hasta dejarla exhausta. — Me dijo el hombre que estaba cuando entramos en la habitación.
    
    La mujer asentía dando la razón a su marido.
    
    María seguía gritando de placer, había dejado de comerme la polla, aunque yo la pusiera a su alcance una y otra vez. El siguiente orgasmo la hizo ceder y apoyó la cabeza en la cama. Poniendo todavía su culo más en pompa hacia su follador. Que enterraba toda la longitud y grosor de ese enorme falo en las entrañas de mi mujer, que había perdido la noción de lo que pasaba a su alrededor. Cuando pasó ese orgasmo, empezó a moverse y a echar su culo hacia atrás y hacia delante, para empalarse ella misma en la enorme herramienta que la perforaba. Se oía el chocar de su culo al son de sus gemidos. A esas alturas yo me había convertido en un mero observador. Ella estaba concentrada en su placer y yo parecía haber desaparecido de la faz de la tierra.
    
    Al rato de estar en esa posición y de correrse un incontable número de veces, cambiaron de posición.
    
    Ella se tumbó bocarriba y sin mirarme siquiera, abrió las piernas, mostrándole a su macho negro lo que le esperaba.
    
    No tardó Chocolate en apuntar su polla y empujar de nuevo, haciendo que ella volviera a gemir al notar cada embiste de ese rabo negro que tanto placer le proporcionaba.
    
    Cada vez las embestidas eran más violentas y profundas, los gritos más altos y los orgasmos más seguidos.
    
    María levantó las piernas, para abrazar los costados de Chocolate, ...