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El Precio de la Infidelidad Materna
Fecha: 09/12/2025, Categorías: Incesto Infidelidad Sexo en Grupo Autor: lordlunatico, Fuente: SexoSinTabues30
Me llamo Rodrigo, tengo 19 años y vivía con mis padres, Maribel, mi madre de 38 años, y mi padre, Sebastián, de 45 años. Vivíamos en un departamento dentro de un complejo. Había dos habitaciones, una para mis padres y otra para mí, además de una pequeña cocina con un comedor, una sala y un baño. Mi padre trabajaba como chofer de un empresario y mi madre se dedicaba al hogar. Mi madre es físicamente atractiva; mantiene una figura esbelta y tonificada. Mide aproximadamente 1.68 metros de altura. Sus piernas son largas, tiene caderas anchas y redondeadas, lo que resalta su cintura estrecha y marcada. Sus senos son voluptuosos y bien formados. Tiene un trasero firme y levantado, que se ve aún más atractivo cuando lleva ropa ajustada. Siempre había tenido la idea o la imagen de que la relación de mis padres era perfecta, pero estaba muy lejos de la realidad. Me di cuenta de esto cuando mi padre recibió la visita de dos antiguos amigos de su juventud. Llegaron y mi padre los invitó a pasar. Mi madre preparó una comida en honor a su visita, acompañada de alcohol que mi padre me mandó a comprar. Todo parecía una reunión de amigos tan normal: platicaban de sus vivencias, recordaban a otras personas, y entre charla iban tomando. Lo que comenzó como una comida había pasado a una borrachera. Ya entrada la noche, mi padre y sus amigos estaban tomados, desalineados y fuera de sí. Escuchaba música, gritos y risas por cualquier cosa. De pronto, mi madre les llevaba algo de botana ...
... para acompañar sus bebidas. A mi padre, ya ambientado, se le ocurrió pedirle a mi madre que bailara con él. —Mari, venga, ¿no quieres bailar? —dijo alegremente con el vaso en la mano. —Rodrigo, ¿cómo quieres bailar si ya andas muy tomado? —respondió mi madre. —Pues baila conmigo —dijo uno de los amigos de mi padre. —Oye, me parece bien —dijo mi padre—. Venga, amor, mi amigo es muy bueno bailando —añadió mi padre. Su amigo se levantó y tomó a mi madre por los brazos. «No esperen, aún tengo que lavar los platos» dijo ella como pretexto. —Deja eso —dijo mi padre. Mi madre, sin quedarle otra opción, comenzó a bailar una cumbia con el amigo de mi padre. Al principio, en realidad, sí demostró lo que decía mi padre: que era muy bueno bailando. Después de terminar la canción, comenzó a sonar una bachata y el amigo de mi padre se pegó a mi madre. Ella, nerviosa, ponía cara de incomodidad y trataba de alejarse, pero el tipo no la dejaba. Comenzaron a bailar y el tipo aprovechaba cada momento para tocarla y pegarla a él. No sé si mi padre se percató de lo que pasaba, pero en lugar de detenerlo, los animaba más. El tipo tomaba a mi madre por la cintura, en ocasiones pasaba su mano por su trasero, la giraba dejándola de espalda a él y pegaba su pelvis en el trasero de ella mientras la agarraba del abdomen. Había momentos en que también pasaba sus manos por los senos de mi madre. Una vez terminó la canción, mi madre puso cara de alivio y fue a la cocina sin hacerle ...