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El Precio de la Infidelidad Materna
Fecha: 09/12/2025, Categorías: Incesto Infidelidad Sexo en Grupo Autor: lordlunatico, Fuente: SexoSinTabues30
... dentro de mí. Toqué sus senos, apretándolos suavemente, sintiendo cómo sus pezones se endurecían bajo mis dedos. Me quité totalmente el pantalón y mi playera, quedando desnudo al igual que mi madre. Me subí a la cama, quedando sobre ella, y continué con ambas manos tocando sus senos. Me subí más hasta poner mi pene a la altura de sus senos y comencé a frotar contra ellos, juntándolos con cuidado. Comencé a mover mi cadera muy despacito mientras frotaba mi pene entre los senos de mi madre. De pronto, abrió los ojos con una mirada perdida al techo. Me detuve de inmediato y me volvió a ver. Con voz cortada y algo alcoholizada, dijo: —Creo que estoy soñando. Bajó la mirada y vio mi pene entre sus senos. Sin decir nada, con sus propias manos tomó sus senos y los presionó, dejando mi pene atrapado entre ellos. Volteó a verme, diciendo: —Bueno, si es contigo, creo que está bien, amor. Sigue moviéndote. Continué moviendo mis caderas, follando sus tetas. Mi excitación era tanta que solté un disparo de semen directo a su cara. Ella cerró los ojos mientras terminaba de venirme. Cuando terminé, dijo: —Si ya acabaste, amor, quítate de encima. Me hice a un lado. Ella, a tientas y con los ojos cerrados, tomó su blusa del buró y se limpió la cara. Una vez terminó de limpiarse la cara, me dijo: —Ven, acércate. Me puse a su lado y ella fue directa a chupar mi pene. Sentía su lengua girando alrededor de él de una forma muy cariñosa. Lo mejor fue cuando sentí cómo su ...
... mano tomó mis testículos y comenzó a masajearlos. Me sentía en la gloria mientras mi pene se volvía a levantar por tanta excitación. Mi madre terminó, sacó mi pene de su boca, se recostó abriendo las piernas y comenzó a tocarse su vagina. —Es hora de que te hagas hombre, hijo —me dijo, indicándome que me pusiera entre sus piernas. Así lo hice. «Pégate más» me dijo, y tomó mi pene, guiándolo. «Mira, aquí lo debes meter. Empuja y va a ir entrando» dijo mi madre. Así que hice lo que me dijo y fui empujando hasta que sentí cómo su calor de su interior rodeaba mi pene. Esa sensación era lo mejor que había sentido en mi vida, sentir cómo su vagina se sentía estrecha. Mi madre levantó las piernas y me abrazó con ellas por la cintura, haciendo que me inclinara hacia ella. Me abrazó con los brazos y comenzó a meter su lengua en mi boca. Sentía cómo buscaba mi lengua y ambos comenzamos a juguetear con nuestras lenguas mientras, por instinto, comencé a moverme dentro de ella. Mi madre daba pequeños gemidos mientras me acariciaba el cabello y no apartaba su boca de la mía. —Más fuerte, hijo, no tengas miedo —me susurró al oído, aumentando mi excitación. Comencé a moverme con más fuerza, sintiendo cómo su cuerpo respondía al mío. Mis embestidas se volvieron más rápidas y profundas, haciendo que ella gimiera más fuerte. Sus uñas se clavaban en mi espalda, marcándome con cada movimiento. —Así, hijo, así —decía entre gemidos, mientras sus piernas se apretaban más alrededor ...