Clases Particulares 4 - Relatos Eróticos

Clases Particulares 4

... una chica?

- No…

Inspiro profundamente mientras tomó una decisión. David me mira con ojos de carnero degollado.

- Ok. Te propongo algo. Si apruebas el examen de la semana que viene, el próximo jueves te doy un beso. Pero para eso tienes que estudiar, ¿eh? Y todos los días.

Sonríe y asiente. Volvemos a los apuntes y me pongo a explicar. Parece más animado y me hace un par de preguntas con sentido. Luego le pongo un ejercicio y lo resuelve. Al final tenía razón mi amiga con lo de las recompensas. Por un momento pienso en mi novio y me siento mal por él. Llevamos más de tres años de novios y nunca le he sido infiel. Y espero que el tampoco, porque le corto los huevos. Bueno, es solo un beso inocente, y por una buena causa.

Hemos avanzado a buen ritmo. Miro la hora mientras David termina de resolver un simulacro de examen. Quedan solo veinte minutos para acabar. La casa está casi en silencio. Antes he ido un momento al baño y me he asomado al salón. La abuela del chico estaba dormida en una butaca enfrente de la tele. David acaba y corrijo el ejercicio. Un cinco pelado. Le explico los fallos y le recalco que tiene que repasar antes del examen y no confiarse.

- Oye, ¿ya que he aprobado este examen, no podrías darme un adelanto?

Casi se atraganta al formular su petición. No lo puedo evitar, me hace gracia su candidez. Bueno, le ha echado algo de valor al pedírmelo.

- Tú tienes mucho morro, ¿no? - le revuelvo el pelo, juguetona.

- Venga, solo un ...

... poco…

- Valeee

Me giro y el hace lo mismo quedándonos frente a frente sentados. Nuestras rodillas se rozan. Veo que baja la vista un momento y mira mis piernas. Menos mal que mis medias son tupidas porque con esta postura casi podría verme las bragas. Bueno, en realidad llevo un tanga, para que no se marque nada bajo el vestido.

No se atreve a empezar él, así que paso una mano por detrás de su cabeza hasta la nuca mientras que la otra la apoyo en su hombro. Entonces acerco mi cabeza a la suya. Nuestros labios se juntan. Le doy un pico suave. Me separo un poco y le miro. Tiene los ojos cerrados y veo como su nuez sube y baja tragando saliva. Me da mucha ternura. Entonces el abre los ojos y me mira fijamente. Sus manos, que habían permanecido quietas en sus rodillas, se alzan. Me agarra los hombros con ambas manos y lanza su boca hacia la mía. Otro pico. Se separa. Suspira. Abre los ojos. Levanta la mano y tímidamente me acaricia la mejilla. Le tiembla la mano. Acerca su boca de nuevo. Esta vez el contacto dura más. Nuestros labios permanecen pegados. Noto que abre ligeramente su boca. Su lengua tantea en mis labios. Uff, debería pararlo ya. Una mano baja por mi espalda y la acaricia. La otra juega con mi pelo.

La situación me recuerda a Jaime, mi primer novio. Mi primer beso. Tenía catorce años. Era feliz. Antes de que todo se torciera…

Me he quedado distraída y David aprovecha mi pasividad para seguir con su beso. Su lengua invade mi boca. Encuentra la mía. Pronto se ...