1. Aventuras y Calenturas de Niños Traviesos. Capítulo 1.


    Fecha: 15/12/2025, Categorías: Dominación / BDSM Gays Autor: rxxa53, Fuente: SexoSinTabues30

    ... cabroncito.
    
    Al pasar el umbral de entrada de aquella oficina, aquel diablillo ya se encontraba de la misma forma en que llegó a este mundo, sin una sola preda sobre el sofá y en pompa separando sus nalguitas y mostrando su delicioso anito.
    
    – Quiero tu verga aquí adentro. – dijo el pequeño, haciendo que mi tolete se pusiera aún más duro.
    
    Me quité desnudé rápidamente y me acerqué hipnotizado por la delicia que mis ojos veían, quería meter hasta el fondo mi barra de carne y culear al chiquillo hasta depositar toda la leche que pudiera en su cuevita. Mientras caminaba me iba jalando el ganso, pues estaba muy excitado.
    
    – ¡Espera! – gritó el diablillo cuando mi verga se encontraba a pocos centímetros de su agujerito. – Primero mama mi culito y deja mucha saliva.
    
    Esas palabras fueron como un poema para mí, haciendo que me recorriera un escalofrío por mi cuerpo y se me pusiera la piel de gallina. Así que sin dudar ni un segundo más, me arrodillé y comencé a chupar con pasión aquella infantil grutita. Mi lengua se metía lo más profundo que podía llegar. Ese saborcito del culito de Matías era sublime, algo que nunca había probado y a lo que ahora me había vuelto adicto.
    
    – Mmm. Chupas rico. Aah. – gemía quedito el diablillo.
    
    Yo me daba gusto devorando la rajita del nene. Debía aprovechar lo más que podía, pues no sabía si se repetiría la oportunidad.
    
    SURP, SURP, SURP… mamaba y mamaba sin dar tregua durante largos minutos.
    
    – ¡Aaaahh! ¡Ya! ¡Métemela ya! – gimió ...
    ... la putita de Matías.
    
    Una vez más, sus palabras fueron un aliciente para mi ser, obedeciendo eso último que me pedía. Me incorporé, escupí en mi mano y embarré mi verga con saliva, la alineé con la rajita del chiquillo y comencé a puntear sin perder el tiempo. Estaba tanteando ese manjarcito con mi herramienta, pero no por mucho, pues al igual que el chiquillo yo también quería tener mi verga dentro de él. Empujé con más fuerza para lograr mi cometido, encontrando poca resistencia y así sin más, se la dejé ir hasta el fondo.
    
    – ¡Aaaaahh! – el chillido que dio fue hermoso.
    
    – ¡Uuufff! – bufé. – Ahora sí putillo, te voy a coger con ganas.
    
    Y así comencé con el mete y saca. Primero lento y conforme avanzaban los minutos el movimiento de mis caderas se volvió más intenso, golpeando las nalgas de Matías.
    
    ¡PLAF, PLAF, PLAF, PLAF! Se escuchaba en aquella oficina.
    
    – ¡Aaaah, aaaah, aaaah! – el putito gemía mientras disfrutaba sentir mi verga recorrer sus intestinos. – ¡Más duro! ¡Aaaah, aaaah, aaaah!
    
    – ¡Toma, putito! ¿Querías verga? ¡Pues toma! – la lujuria se apoderó de mi ser.
    
    – ¡AAY! ¡Dolió! ¡Aaaah, aaaah, aaaah!
    
    – ¡Uuuuff! ¡Pues eso… uuuff… te mereces… uuuff!
    
    – ¡Aaaah, aaaah, aaaah! ¡Despacio! ¡Aaayy!
    
    ¡PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF! No le hice caso y en vez de disminuir la velocidad, la aumenté.
    
    Sentía los ardientes pliegues del chiquillo cada vez que mi verga entraba y salía a gran velocidad sin detenerse.
    
    – ¡Uuff, uuff, uuff! No sé… uuff… quién ...
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