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Quiero un camionero
Fecha: 18/12/2025, Categorías: Transexuales Autor: Maesu, Fuente: CuentoRelatos
Decía un tipo en una canción que para ser feliz quería un camión, a bordo del cual escupiría a los urbanos y a su chica metería mano. A mí, aunque me parecía extraña la fijación del tipo, me gustaba la canción, y andando el tiempo la puse más o menos en práctica, no porque acabase siendo camionero sino porque más bien acabé haciendo, a veces al menos, de esa chica al que el camionero metía mano. Bueno, la mano y otras cosas también. Pero me voy a explicar mejor. No soy una chica, o no al menos lo que se podría entender como una chica en el sentido convencional del término. Y no quiero decir con esto que sea transexual tampoco. Es más sencillo. O más complicado, según se mire. La mayor parte del tiempo me comporto como el hombre que soy y estoy perfectamente contento y feliz de ser. Pero un más por menos que tuve con unas primas mías bastante juguetonas en mi juventud, y que contaré en otra ocasión, fui desarrollando una especie de atracción fetichista por la lencería femenina. No era solo que me gustase ver a mujeres luciéndola y follármelas con ella puesta, que también, sino que me gustaba ponérmela yo mismo cuando estaba solo y mirarme al espejo con ella puesta, imaginarme qué aspecto tendría si hubiese nacido mujer en vez de hombre, poner poses provocativas y preguntarme si un hombre podría excitarse al verme, si podría confundirme con una mujer, si podría sentirse atraído por “esa mujer” que en realidad no lo era. Estas ideas me excitaban y me avergonzaban a ...
... un tiempo, y durante muchos años todo esto no pasó de ser un entretenimiento esporádico, secreto y solitario que practicaba con prendas de mi madre, mis novias y más adelante mi mujer, y que me hacía sentir una culpabilidad sórdida que lejos de apartarme de los pensamientos obscenos espoleaba más mi imaginación. Imaginaba que era sorprendido por mi mujer y azotado por ella como castigo. Me deleitaba pensando en que un día mis amigos de la peña de fútbol me encontrasen de esa guisa por casualidad y abusasen de mi en grupo. Soñaba despierto con ser chantajeado sexualmente por algún vecino morboso que me hubiese visto un día casualmente por la ventana. Cosas de ese estilo, que, claro está, me llenaban de vergüenza pero también de una fascinación morbosa de la que no conseguía deshacerme. En todo caso, durante años, como digo, no pasó de ser un vicio secreto que rara vez ponía en práctica, si bien no es menos cierto que aprovechaba las ocasiones que me brindaban los carnavales y otras fiestas en las que es preceptivo disfrazarse para vestirme de mujer y portarme, considerables cantidades de alcohol mediante, como una puta calientapollas que ponía cachondos a los tíos, muchos de los cuales, para mi perversa satisfacción, me confundían con una auténtica mujer hasta que mi voz, ronca e inconfundiblemente varonil, los sacaba del engaño de golpe y porrazo, dejándolos turbados y confusos. Y es que es curioso cómo el hombre gordo, bajito y no especialmente guapo que soy se ...