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Vacaciones en Punta Quemada (I)
Fecha: 18/12/2025, Categorías: Grandes Series, Autor: dlacarne, Fuente: TodoRelatos
... de mis pechos en las ondas del mar. Miré hacia atrás, viendo como mi culo gordo, casi al desnudo, salía con cierta violencia del agua, miré hacia adelante reposando las manos sobre mi pecho. Salí del agua sintiéndome una diosa Al llegar a la sombrilla Blanca aún seguía pegada a su móvil y Camila no se había movido de su silla leyendo un libro. -¿Tantas ganas de playa para esto? -dije con cierto enfado- ¿No os vais a bañar siquiera? -Yo vine buscando esto. Solito y paz para relajarme leyendo un libro. Ya me bañaré en un rato -contestó Camila con toda la calma del mundo, sin levantar la vista de su novela pseudo erótica de nombre genérico. Blanca, sin embargo, me miró por encima de las gafas de sol y, refunfuñando como una adolescente a la que su madre ha regañado, metió el móvil en el bolso y se sentó mirando al mar. -¿Perdona? ¿Habéis mirado dónde empieza la playa nudista? -preguntó a los pocos segundos con extrañeza. -Ni idea. ¿Ya tienes ganar de ir a lucir tipín? -Creo que no hace falta. Ya vino ella a nosotras. Mirad a aquellos viejos. En efecto, a pocos metros, en dirección opuesta a nuestro piso de alquiler, varios grupos de señores y señoras de entre cincuenta y sesenta años se bañaban y tomaban el sol completamente desnudos. -¡Qué fuerte! -fue lo primero que me salió del alma. -¡Qué onda los viejitos todo arrugaditos! -continuó Camila con una ilusión no compartida. -¿Sabéis qué? En mi casa siempre se ha dicho: a dónde fueres, haz lo que ...
... vieres. Así qué... - Blanca se desabrochó su apretado bikini de cebra dejando al aire sus redondeados pechos tiesos. -¡Ay, no! No se qué tipo de banda hay por acá. Mejor me espero a ver cómo está la cosa antes de enseñar pechotes -y, como si no estuviera con nosotras, volvió la mirada al libro y se olvidó de lo demás. -Bueno... dije mirando al suelo haciendo morritos- Se sabía que yo me iba a quedar en tetas aunque no estuviéramos en la playa nudista -la hija de puta de Blanca asentía firmemente-. ¡Y tú también, zorra! ¡Lo estabas deseando! -le lancé el bikini a la cara y, detrás, fui yo. Tumbada sobre ella, le agarré la muñeca derecha y, con la otra mano, traté de hacerle cosquillas. Debilitada por las risas, no pudo zafarse de mi tortura, pero si logró encoger los brazos y proteger sus costados, dificultándome la tarea. Me apoyé sobre ella, eché el pecho para delante y le golpeé con las tetas en la cara. -¡Toma tetas! -me levanté un poco más y la agarré por sus pechos, moviéndolos de lado -¡Claro que estábamos deseando, si tenemos las tetas más lindas del mundo! Al ir a poner en pie pude ver que ya no solo eran unas pocas parejas de cincuentones los que estaban desnudos; en muy corto espacio de tiempo ya habían llegado un buen número de jóvenes que se paseaban en pelotas por la playa. Inspirada por el descenso de la media de edad, me puse de rodillas, liberando por completo a Blanca, y agarré uno de los nudos del tanga del bikini. -¿Sabéis qué os digo? -tiré ...