1. Antonio el camionero y la puta del coño insaciable


    Fecha: 19/12/2025, Categorías: Sexo en Grupo Autor: AntonioSPA, Fuente: TodoRelatos

    ... confidencias, copas de vino y cremas faciales. Pobrecito. Ni se imaginaba que Olivia estaba en realidad desnuda en la parte trasera de un camión, con las piernas abiertas y el coño húmedo, mientras fuera se iba formando discretamente una fila de hombres, cada uno con su turno, su condón en el bolsillo —sólo por si acaso ella les exigía ponérselo— y la mirada sucia clavada en las puertas del remolque.
    
    —Mírala —murmuró para sí, escupiendo la colilla por la rendija—. Si parece que está en ayunas desde Semana Santa…
    
    Porque no, su Antoñito ya no la saciaba. Y éste, como buen anfitrión, había preparado algo más contundente para ella.
    
    Y lo mejor de todo es que Olivia aún no sabía que aquel banquete no era para gozárselo, sino para dejarla hecha papilla. A ver si así, al menos durante una temporadita, dejaba de pedirle guerra cada vez que el motor del camión se apagaba.
    
    Afuera del remolque, aunque el día había sido un auténtico horno de verano, ahora soplaba una brisa fresca bastante agradable, de esas que alivian el cuerpo sudado y traen el olor de la noche mezclado con gasoil y hierba seca. Pero esa brisa venía cargada de otra cosa, una tensión diferente, una electricidad palpable.
    
    A la luz de los faros de otros camiones, algún que otro coche y motos aparcadas de mala manera, se vislumbraba la silueta de los hombres que empezaban a formar una hilera. Amigos camioneros, tipos rudos con miradas cansadas de asfalto y camisetas sin mangas, y moteros con sus ...
    ... chalecos de cuero y barbas pobladas. Todos con el mismo brillo en los ojos, la misma expectativa animal.
    
    Antonio tiró la colilla al suelo y la aplastó con su sandalia, un gesto de quien se prepara para algo grande. Se bajó de la parte trasera del remolque, donde ya había dejado el whisky DYC, las cervezas y las toallitas húmedas, todo dispuesto a lo bruto, como todo lo suyo. Ni una triste caja de condones, a pesar de que Antonio se lo había advertido. Pero no, la muy loca quería sentir las pollas a pelo, sin filtros, aunque se trataran de puteros desconocidos. Quería gozo crudo, directo. Sin red.
    
    —¡Venga, cojones! ¡No empujéis, que hay para todos! —bramó Antonio, su voz rasposa como el asfalto—. Hoy la rubia está en oferta, y va a tragar más pollones que un puto aspirador.
    
    Las risas se mezclaron con gruñidos de aprobación, vítores y algún que otro "¡Ese es mi Antonio!".
    
    Oumar, delgado y fibroso, con su piel negra que brillaba bajo la luz tenue, se acercó a la entrada del remolque, sus ojos intensos, casi felinos, fijos en Olivia. Su pollón volvía a reclamar protagonismo. Porque sí, Olivia ya lo conocía: se lo había tragado hasta la garganta en unos baños con gloryhole mientras él gemía como un toro, y luego, en ese mismo colchón donde ahora se revolvía desnuda, el senegalés se la había follado con Antonio como pareja de faena, dejando a la chica temblando, empapada y con la mirada perdida. Y ahora, allí estaba de nuevo, esperándole con las piernas abiertas y el coño ...
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