-
El Refugio del Deseo
Fecha: 20/12/2025, Categorías: Gays Autor: Elegos, Fuente: TodoRelatos
... del camino." Y así, en la intimidad de la tienda de campaña, bajo el manto de la noche, Carlos y Alex encontraron un nuevo terreno común, una comprensión más profunda y un amor que traspasaba las barreras de lo convencional. La mañana siguiente amaneció con un cielo despejado y una brisa fresca que se colaba entre los árboles. Carlos, ya despierto, había preparado café y lo esperaba con una sonrisa cálida. Cuando Alex salió de la tienda, su cabello revuelto y su rostro aún adormilado, Carlos le ofreció una taza humeante. "Buenos días, Alex," dijo Carlos con una voz suave y cariñosa. "Espero que hayas dormido bien. Tenemos un largo camino de regreso, así que deberíamos empezar a recoger cuando termines de desayunar." Alex, aún somnoliento, tomó la taza y asintió, una pequeña sonrisa jugando en sus labios. "Gracias, Carlos. Sí, creo que una buena taza de café es justo lo que necesito." Mientras Alex se sentaba en una roca cercana, disfrutando del café y del paisaje matutino, Carlos comenzó a recoger sus pertenencias. La tranquilidad del bosque y la compañía de Alex hacían que cada momento fuera especial. Cuando Alex terminó su café, se dirigió a la tienda para recoger sus cosas, su mente aún perdida en los recuerdos de la noche anterior. Carlos, al ver a Alex entrar en la tienda, sintió una oleada de deseo. Decidió seguirlo, guiado por una mezcla de necesidad y cariño. Al entrar, encontró a Alex agachado, guardando sus pertenencias en la mochila. Sin decir una ...
... palabra, Carlos se acercó por detrás, sus manos fuertes y cálidas acariciando el culo duro y respingón de Alex. Alex, sorprendido pero complacido, se giró lentamente, sus ojos encontrándose con los de Carlos. En un instante, sus labios se unieron en un beso profundo y apasionado, lleno de promesas y deseos. Carlos, con una confianza renovada, comenzó a desvestir a Alex, sus manos explorando cada centímetro de su cuerpo fibroso y sin vello. Alex, respondiendo con la misma intensidad, se dejó llevar, sus gemidos llenando la tienda de campaña. Carlos, con su polla ya dura y palpitante, guio a Alex hacia la manta extendida en el suelo, donde lo recostó con cuidado. Con besos y caricias, exploró cada rincón del cuerpo de Alex, saboreando su piel y escuchando sus susurros de placer. Carlos, decidido a llevarlo a nuevas alturas de éxtasis, cambió de postura, colocándose debajo de Alex. Con una sonrisa traviesa, lo instó a montarlo, guiando su polla dentro de Alex con movimientos lentos y controlados. Alex, con un gemido ahogado, se sentó sobre Carlos, sus cuerpos unidos en una danza de deseo. Alex comenzó a moverse, sus caderas balanceándose en un ritmo sensual, mientras Carlos lo sostenía firmemente, sus manos en las caderas de Alex, guiándolo en cada movimiento. Con cada embestida, Alex se retorcía de placer, sus gemidos cada vez más intensos, su cuerpo brillando de sudor. Carlos, excitado por la visión de Alex montándolo, aumentó el ritmo, sus embestidas profundas ...