Parte 4: Fuego en la entrega: La masculinidad - Relatos Eróticos

Parte 4: Fuego en la entrega: La masculinidad

El fuego de la sumisión

La tarde en el apartamento de Camila era un torbellino de risas y complicidad. Camila, vestida con un conjunto negro ajustado que apenas cubría su cuerpo, con tacones altos y una blusa escotada, estaba radiante. Sus ojos brillaban con una mezcla de audacia y ternura mientras preparaba una botella de vino. "Hoy nos ponemos cómodas, Miguel", dijo, señalando un par de shorts diminutos y una camiseta rosa que había elegido para él. "Vamos a divertirnos como chicas".

Miguel se sintió extrañamente nervioso, pero asintió. Los shorts eran ajustados, con bordes negros, y la camiseta blanca abrazaba su cuerpo, resaltando su figura de una manera que lo hacía sentir expuesto pero extrañamente liberado. Camila sonrió, aprobando su atuendo. "Perfecto. Marco va a adorar esto".

La tarde transcurrió entre charlas, risas y momentos de maquillaje, donde Camila le pintó las uñas a Miguel con un esmalte brillante. "Estás dejando salir esa parte tuya, ¿verdad?", le susurró, y él asintió, sonrojándose. Era como si Camila pudiera ver a través de él, celebrando su feminidad emergente con cada gesto. Hicieron máscaras faciales, probaron perfumes, y terminaron bailando al ritmo de una playlist que Camila había preparado, llena de canciones pop sensuales.

El timbre sonó, y Camila, con un brillo travieso en los ojos, fue a abrir la puerta. Entró Marco, un hombre maduro de presencia imponente, con una barba bien recortada y una mirada que parecía atravesar el alma. Su ...

... traje elegante contrastaba con su aura de autoridad, y cuando Camila lo presentó, dijo: "Miguel, él es Marco, mi… digamos, benefactor". La palabra "sugar" flotaba en el aire, y Miguel sintió un escalofrío. Marco lo miró de arriba abajo, evaluándolo, y luego sonrió con una intensidad que lo hizo temblar.

"Camila me habló de ti", dijo Marco, su voz grave y dominante llenando la habitación. "Dice que necesitas a alguien que te ayude a encontrar tu lugar". Miguel tragó saliva, su corazón latiendo con fuerza. No sabía qué esperaba de esta noche, pero la energía de Marco lo envolvía como una red. Camila, a su lado, le dio un codazo suave. "Vamos, Miguel. Él sabe lo que hace. Déjate llevar".

Un juego de poder

Miguel dudó, su mente un torbellino de deseo y miedo. "No sé si… puedo", murmuró, pero Camila lo interrumpió con una caricia en la mejilla. "Sí puedes. Lo quieres. Sé AstroTurf". Sus palabras eran un mandato, y Miguel sintió que su resistencia se desmoronaba. Marco se acercó, su cuerpo grande y musculoso llenando el espacio entre ellos.

"Quítate la ropa", ordenó Marco, su tono dejando claro que no aceptaría un no por respuesta. Miguel obedeció lentamente, revelando el conjunto que Camila había elegido: unos shorts ajustados con bordes negros y una polo blanca ceñida, una prenda que Marco había pedido específicamente para ambos. Era un atuendo que resaltaba la feminidad de Miguel, un contraste con la masculinidad cruda de Marco.

Camila los observó, su sonrisa una ...