1. Compañera de viaje. De viajar juntos a compartir la cama, un salto de calidad


    Fecha: 13/02/2019, Categorías: Masturbación Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... lecho, desnudos besando y acariciando con desenfreno. Vestida era atractiva, desnuda es la imagen viva de la lujuria esperando ser arrollada por la pasión del macho que tiene sobre su cuerpo yacente a la espera de ser resucitado por esa inyección de carne trémula que le hace sentir el vigor de la urgencia por latir dentro suyo.
    
    Se acariciaba el clítoris y con el índice de la otra mano me invita a él. Se acariciaba con ganas, verla y acariciarme me recalentó.
    
    —Vení, ponémela aquí, señalaba la mojada cachucha.
    
    Tan mojada estaba, que cuando la cabeza del miembro se apoyó en ella la sentí jugosa y caliente. Se abrió cuanto pudo y metí la cabezota entre los labios, levantó la pelvis cuanto pudo, resbalando contra las paredes de la vagina, ganando lugar en ella.
    
    Cuando me sentí casi todo adentro, empujé con ganas, con fuerza como para traspasarla, partirla al medio. Ensartada en la estaca ansiosa por haber llegado hasta lo más profundo de mi posesión de ese cuerpo nuevo para mis deseos.
    
    El rostro transfigurado, enrojecido y perlado de sudor, dientes ensañados con el labio inferior de la boquita para contenerse de gritar, eran claros indicios del violento orgasmo que la dominaba. Apuré los movimientos, cabalgué en ella a más no poder hasta que infierno tan temido llegó para quedarse, para enseñorearse en su cuerpo y dominar su voluntad.
    
    Se dejó ir en un prolongado gemido, cedió en su actividad, solo yo era el que se movía. Ninguno reparó en tomar ...
    ... precauciones, lo estábamos haciendo sin condón, consulté para saber dónde podía acabar.
    
    —Adentro!, deja tu leche dentro.
    
    Envión final, hasta las bolas se la tenía, se derramó todo el semen en el interior de la vagina para calmar con esta leche el ardor de la concha por el violento polvo consumado.
    
    Tomados de la mano, recuperábamos el aliento, el momento de las confesiones. Me contó que estaba sin pareja, que no había tenido sexo en las últimas tres semanas, que desde hace varios días me había identificado como compañero de viaje, que también había fantaseado “en no morirme sin tener algo contigo” esta última frase la dijo con la melodía de la canción homónima, pero que resumía de algún modo su necesidad afectiva.
    
    Que estaba en un momento de vulnerable transición, sin pareja, sin sexo y ahora sin trabajo. Que su pareja la había abandonado, pero en su lugar de trabajo recibía, casi a diario, el sexo del hijo del dueño de la empresa. El padre del joven, los había pescado en una ocasión teniendo sexo en el trabajo y… cuando el muchacho salió a ver a un cliente, el patrón me avanzó, me tomó y me cogió hasta por la oreja. Nos hicimos amantes formales, al hijo lo mandó a otra sucursal para poder darme con todo, para poder hacerlo bien y sin problemas me pagó el espiral (diu) que tengo colocado. Un día nos ve la mujer de él y se pudrió todo, me echó a la calle, hoy fui por el despido.
    
    —¿Tenías ganas hoy?
    
    —Y.…, sí, me calentaste cuando me la apoyaste en el bus, me gustó el ...