La sexóloga aconseja a una madre y a su hijo - Relatos Eróticos

La sexóloga aconseja a una madre y a su hijo

Cristina entró en su cuarto y vio una manchita en la falda, la tocó con el dedo y comprobó que era una salpicadura de semen blanquita y pegajosa. Se cambió corriendo de ropa, echó la faldita a lavar y llamó a la puerta de Rubén para pedirle que la acompañara.

-¿Te importa salir? Cariño.

No hubo respuesta de él pero vio que se abría la puerta.

¡Que alegría! – pensó – En otras ocasiones ni salía ni contestaba.

Le contó que se había hecho amiga de la vecina del primero, una chica guapa y simpática que le había pedido conocer a su hijo.

Era la excusa perfecta, así Rubén no pensaría nada extraño.

-¿La loquera? - preguntó Rubén con cara de pocos amigos -

A Cristina casi se le viene el mundo encima, su hijo había pillado rápidamente la mentira.

-Bueno, sí, es sicóloga, pero es una chica muy maja.

Notó que Rubén dudaba y la miraba de reojo, casi tuvo miedo al ver como la observaba escudriñándola de arriba abajo.

-Está bien, vamos. – respondió el chico acto seguido –

Cristina estaba exultante, su hijo había aceptado ir con ella sin poner ninguna pega.

Bajaron, llamaron a la puerta, y cuando Malena abrió, vio como los ojos de Rubén brillaban de repente. No era para menos, la chica llevaba una faldita muy corta y una blusa con un gran escote que invitaba a mirarle las tetas.

Era un día especial, un día en el que Cristina tenía que enfrentarse a sus miedos, a poner boca arriba la relación con su hijo y a decirse cara a cara lo que cada uno pensaba ...

... del otro.

-Bien. – comenzó Malena – Esta sesión es de entrada en contacto, para valorar lo que os une y lo que os separa.

Cistina no sabía que decir y Rubén permaneció callado.

-Bueno. – continuó la sicóloga – Es hora de que os expreséis, de que deis rienda suelta a vuestras emociones, a vuestros reproches y a vuestros deseos. Empieza tú Cristina.

Cris estaba nerviosa y se retorcía las manos. ¿Cómo explicarle a su hijo que lo que hacía era inmoral? Era una guarrada. Pero por otro lado. ¿Cómo expresarle el cariño que su marido y ella le profesaban?

Lo meditó unos segundos y decidió obviar lo primero, ya tendría tiempo de corregir a su hijo su comportamiento indecente, lo importante ahora era ayudarle a salir de ese ostracismo en que se hallaba.

-Rubén, cariño. – dijo pausadamente - Tú padre y yo queremos que te relaciones, que salgas de tu cuarto y que nos muestres cariño.

-Muy bien Cris. – aplaudió la sicóloga – Ahora tú Rubén.

El chico hizo un gesto de desagrado, como si le hubiesen molestado las palabras de su madre.

-Ya soy mayor de edad y puedo hacer lo que me de la gana. – respondió solamente -

-Ya. – contestó de inmediato su madre – Pero tienes que estudiar o buscar un trabajo, hacer algo de provecho y no estar todo el día jugando.

-¡Ves! Ya empezamos. – respondió el chico enfadado – No sé para qué coño he venido.

La sicóloga los miraba atentamente y vio que así no iban a ninguna parte.

-Shhhh. Tranquilos los dos. – cortó de raíz – ...