1. El secreto del padre de mi colega - 1


    Fecha: 29/12/2025, Categorías: Gays Autor: Rafi, Fuente: TodoRelatos

    ... a hombre, mezcla de sudor y tierra, llenaba el aire mientras rebuscaba entre cajas.
    
    Empezamos a sacar fotos y cartas viejas, y su padre se sentó en una silla vieja, pasándome álbumes para que los revisara. “Mira esto, chaval, fotos de cuando éramos más jóvenes,” dijo, con una voz grave que resonaba en el espacio cerrado. Me tendió una imagen en la que aparecía él de pie junto a un río, con una camisa abierta y una sonrisa confiada, y otra donde estaba con un grupo de amigos, algunos con gafas oscuras y poses relajadas. “Aquí estaba con gente que ya no veo,” murmuró, hojeando más páginas. Le pregunté, curioso: “ ¿Qué pasó con ellos?” Él se encogió de hombros y dijo: “La vida, chaval, la vida cambia. Algunos se fueron, otros… bueno, prefiero no hablar.” Pasamos un rato así, con él sacando más fotos: una de un picnic con una mesa llena de comida, otra de él pescando con una caña vieja, y algunas con bordes desgastados que parecían esconder historias. Dije, un poco intrigado: “Parece que tenías buena vida.” Él asintió, pero su mirada se oscureció: “Sí, pero no todo fue fácil. Hay cosas que guardo aquí arriba,” señaló su cabeza, “y Carlos no lo entendería.”
    
    El calor se volvió sofocante, y el olor de su cuerpo, terroso y masculino, me envolvía mientras él seguía hablando. “Joder, esto me trae recuerdos,” gruñó, pasándose una mano por el cuello. Me miró fijamente, notando cómo mis manos temblaban al pasar las páginas, y añadió: “Te pones nervioso, ¿eh? No te culpo, esto pesa.” ...
    ... Bajé la mirada, sintiendo una mezcla de curiosidad y nervios, y dije: “Es que… no sé qué pensar.” Él se rió bajo y dijo: “No te rayes, chaval, a veces hay que cargar con lo que otros no quieren.” Se levantó para buscar otra caja, y al hacerlo, su camisa se levantó un poco, mostrando la cintura ancha y velluda. “Ayúdame con esto,” ordenó, y mientras movíamos la caja juntos, sentí su aliento caliente cerca de mi cara. Dije, con un toque de interés: “ ¿Qué clase de cosas guardas?” Él se detuvo, mirándome con intensidad: “Cosas que noté en ti, chaval. Te he visto mirarme, ¿sabes? No lo disimulas mucho.”
    
    Me quedé callado un momento, sintiendo el calor subir a mi cara, y murmuré: “No quería que te dieras cuenta.” Él sonrió, con un brillo astuto en los ojos, y dijo: “No pasa nada, chaval. Me gusta que mires. Creo que eres diferente, como yo. Lo veo en cómo te quedas callado, en cómo te fijas.” Me removí, un poco incómodo pero intrigado, y dije: “No sé a qué te refieres.” Él se inclinó hacia mí, el sudor goteándole por el cuello, y respondió: “Claro que sí, lo noto. Tenemos algo en común, algo que no todos entienden. ¿Nunca sentiste que hay cosas que te atraen y no sabes por qué?” Asentí lentamente, y él añadió: “Eso pensé. Quédate conmigo, y hablemos de ello.” Pasamos unos minutos más, con él hojeando otra carta que olía a moho, leyendo fragmentos en voz baja sobre alguien que lo entendía. Le pregunté, con voz temblorosa: “ ¿Era alguien como yo?” Él asintió: “Sí, chaval, alguien ...