Tía consentidora – Mi sobrino duerme en mi cama - Relatos Eróticos

Tía consentidora – Mi sobrino duerme en mi cama

... conmovieron sus palabras, es tan tierno y dulce, como es posible que un niño tan noble sea tan caliente jaja. Después de un par de minutos de estar así sin hablar, pensé que era el momento adecuado para hablar del tema,

–Cariño discúlpame por portarme de esa manera al salir de mi trabajo, no pensé que te afectaría, y ¿sabes? El motivo por el cual me comporté de esa manera es por lo que hemos estado haciendo estos días, aunque no hemos hablado del tema, los dos estamos conscientes que no son actividades normales, Se que tu me quieres mucho y me tienes mucha confianza como si fuera tu madre, pero a diferencia de mi hermana yo he querido complacerte en todo lo que puedo, entonces al notar que ya has crecido y notar que tienes inquietudes sexuales, quizá de una manera errónea quise complacerte también en ese aspecto, permitiendo que veas mi cuerpo con poca ropa e incluso desnuda, permitiendo e incluso incitándote a tener contacto físico como hombre y mujer, pero lo que pasó hoy en la oficina a pesar que yo lo permití siento que a llegado mas lejos de lo que podría pensar, y eso me hizo sentirme mala persona.

-Tía… tenía muchas ganas de hablar de eso contigo, pero tenia mucha pena y mejor no decía nada, quiero ser sincero contigo, pero espero no te molestes, y me perdones.

–Gracias cariño me encantaría que fueras sincero y me cuentes todo, y no te preocupes en absoluto sea lo que sea jamás me enojaré contigo, cualquier cosa lo podremos arreglar

-Tía… el primer día ...

... que dormimos juntos me gustó mucho verte en ropa interior, y como sabía que dormiríamos así, tenía planeado poder acercarme mucho a ti y tocar tus…. Tus nalgas… esperé a que te quedaras dormida y con mucho cuidado de no despertarte con mi mano fui tocándolas, cada vez más y más, como veía que no despertabas me atreví a más, intenté con mi mano tocar tus pechos, pero antes de lograrlo despertaste y te empujaste hacia mí, yo me hice el dormido, pero sentí tus nalgas en mi pene, mas tarde ya que habías quedado dormida de nuevo, quite la sabana para poder ver tus nalgas y me masturbe viéndote. Creí que no te habías dado cuenta de nada, hasta el día siguiente, verte con esos calzones negros metidos entre tus nalgas, me calentó muchísimo, estaba seguro que cuando te durmieras podría quitar la sabana y masturbarme viéndote, pero pasó algo mejor, ya después de estos días lo que pasó esa noche la tarde que vimos tus calzones ver como te movías y me dejabas verte casi desnuda, y ver por primera ves una vagina ha sido mágico para mí, hoy en la oficina, te confieso que me masturbaba viéndote debajo de la falda, y acariciar tus piernas no pude resistir explorar tu vagina, con mucho miedo que pudieras regañarme o algo, pero al ver que no me decías nada seguí

–Valla que si teníamos cosas distintas en la cabeza, me alegra poder hablarlo y me encanta que seas un niño bastante listo y comprensivo, también agradezco tu sinceridad, aunque los dos tenemos culpa, tu por tu curiosidad sexual mal ...