1. La reeducación de Areana (13)


    Fecha: 16/02/2019, Categorías: No Consentido Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    -Te presento a mis amigas, putita. Ella es Elsa. –le dijo Marta señalando a una pelirroja opulenta que le sonreía mientras le pellizcaba las mejillas.
    
    -Hola, señora Elsa… -saludó la sumisita.
    
    -Y esta otra es Silvia. –completó la librera refiriéndose a una mujerona alta y robusta, de rostro anguloso y cabello platinado de corte a lo varón.
    
    -Hola, señora Silvia… -dijo Areana mientras se sentía devorada con los ojos por ambas hembras.
    
    -Me imagino que sabés lo que te espera, ¿eh, pendeja? –le dijo Silvia pegando su rostro al de Areana. –Nos gusta el sexo fuerte.
    
    -Yo… yo estoy a disposición de ustedes, señora Silvia… -se sinceró la niña con la vista en el piso.
    
    -Se los dije. –intervino la librera. -¿Les dije o no que esta nena es una maravilla increíble?
    
    -Y así, vestida de colegiala me volvés loca, nenita… -dijo Elsa para después darle un beso en la boca que Areana devolvió sin vacilar y ya excitada. La estremecía sentirse en manos de esas tres hembras maduras. La excitaban las mujeres de esa edad y mucho más si, como éstas, se mostraban dominantes, con tanta autoridad no exenta de perversión.
    
    Estaba en el medio de ellas, que habían formado un estrecho círculo a su alrededor y le hacían sentir en el cuerpo sus vientres, sus tetas, sus muslos, sus bocas, sus manos sobándola toda.
    
    -Hay que desnudarla. –dijo Silvia y las otras asintieron. Apenas algunos segundos tardaron en despojar a Areana de sus ropas y enseguida ella debió desvestir a las tres, tarea ...
    ... que hizo con manos que temblaban de calentura y ansiedad. Al advertirlo, Silvia le dijo:
    
    -Mmmhhhh, estás caliente, ¿eh, nena?
    
    -Sí… sí, señora… Es cierto, estoy caliente…
    
    -Se los dije. –intervino Marta. –Es una nena muy putita…
    
    -Como nos gusta a nosotras. Las nenas tienen que ser así, como ésta, ¡muy putitas! –dijo Elsa.
    
    Ya las tres mujeronas estaban en cueros y Areana las miró disimuladamente, sabiendo que no debía mostrarse insolente pero a la vez procurando abarcar con sus ojos lo más posible de esos cuerpos admirables en su madurez.
    
    Marta la derribó de un empujón en la cama e inmediatamente las tres se echaron sobre ella sobándola y besándola por todas partes. Seis manos se deslizaban por su cuerpo, acariciándola, pellizcándola, oprimiendo su carne firme, mientras tres bocas, con sus labios y lenguas, la recorrían completa por delante y por detrás mientras la niña jadeaba con los ojos cerrados y la boca muy abierta.
    
    Escuchó que Marta pedía:
    
    -Elsa, abrí el cajón de la mesita de noche y sacá la vaselina.
    
    Las manos y las bocas la abandonaron y ella exhaló un largo suspiro sufriente. Venció con mucho esfuerzo la tentación de tocarse y al abrir los ojos vio ilusionada, ansiosa y muy caliente, que las tres mujeres se embadurnaban los dedos con vaselina.
    
    -A darle. –exhortó Marta y le ordenó a Areana que se acostara de espaldas y abriera bien las piernas. Cuando la sumisita estuvo en esa postura Silvia se le sentó en el vientre y fue haciendo avanzar ...
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